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Antioxidantes, edulcorantes y sal, son tres de los ingredientes habituales en las etiquetas de los alimentos de consumo diario. Los tres son aditivos, que permiten conservar la consistencia del producto, mejorar o conservar el valor nutricional, mantener la integridad de los alimentos, controlar la acidez y la alcalinidad, así­ como suministrar la fermentación, proporcionar color y mejorar el sabor de nuestras comidas favoritas.

“Los aditivos son necesarios para conservar y tener acceso a alimentos y bebidas que antes no podí­amos almacenar para utilizar dí­as, meses o años después, entre otras funciones. Además, los hacen mucho más seguros, como también agradables”, explicó el doctor en medicina y cirugí­a, Eduardo Wollants, especialista en nutrición de la Clí­nica Wollants en El Salvador. Añadió que “sin los aditivos, no tendrí­amos alimentos de larga duración”.

Los lácteos el pan, los jugos, la sal, las bebidas gaseosas y hasta el agua del grifo -que ya ha sido tratada-, muchos contienen aditivos de algún tipo que aseguran su inocuidad o nos proporcionan un beneficio, como en el caso del yodo en la sal, que protege del bocio (aumento del tamaño de la glándula tiroides).

Habitualmente, los alimentos y las bebidas naturales se descomponen por oxidación y contaminación, lo que se evita con el uso de aditivos. Por eso la importancia de su uso en productos de consumo diario.

Cuando los alimentos son más perdurables se pueden aprovechar más y aumenta su disponibilidad en el mercado. Asimismo, son clave cuando hablamos de su provisión y distribución en zonas desabastecidas o en épocas cuando normalmente no estarí­an a mano.

Los aditivos para el enriquecimiento de alimentos permiten proveer a los consumidores las vitaminas y minerales que complementan sus dietas. Le permiten a quienes requieren de una vigilancia estricta en su alimentación, como los diabéticos, disfrutar de comidas y bebidas de forma balanceada y metabólicamente segura.

¿QUí‰ SON?

Los aditivos son sustancias que se vuelven parte de un producto alimenticio cuando son agregadas a éste durante su procesamiento o producción.

Dentro de los aditivos alimentarios está la categorí­a de los saborizantes, de los cuales existen tres tipos diferentes. Primero, están los que se conocen como sabores naturales, como por ejemplo las especias, y los sabores extraí­dos de frutas o semillas. También están los idénticamente naturales o sintéticos. Por último, están aquellos procesados por el hombre, los cuales reciben el nombre de “saborizantes artificiales”.

REGULACIí“N

La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) cuenta con un registro de aditivos seguros (GRAS, por sus siglas en inglés) donde se agrupan más de 700 productos. Cuando se utilizan en las cantidades recomendadas y consumiendo los productos que los contienen de manera moderada y balanceada, no representan ningún peligro para la salud en términos generales.

Por su parte, el Codex Alimentarius, entidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), también valida cientí­ficamente los aditivos para su consumo, proporcionando tranquilidad al consumidor porque garantiza su seguridad y calidad.

NI BUENOS NI MALOS

El doctor Wollants manifestó que, en muchas ocasiones, las personas se generan una percepción negativa de algunos productos, incluyendo los que contienen aditivos. Desde su perspectiva, no existen alimentos buenos ni malos, solo dietas mal balanceadas. “Debemos fomentar una cultura donde los individuos aprendan a mantener una alimentación equilibrada, con moderación, sin excesos de ningún tipo, sin satanizar o idealizar ningún alimento o ingrediente, y agregando la dosis adecuada de actividad fí­sica para llevar un estilo de vida activo y saludable”.