Los militares se encuentran retraídos; después de haber ganado la contienda a los guerrilleros, todo el Ejército está replegado, a causa de la aplanadora planilla de guerrilleros que ocupan los puestos clave del Ejecutivo.  Por ejemplo, los asesores del Presidente son los que ostentan el poder.  Es conmovedor saberse ganador y sentirse perdedor, es el caso de todos los militares que en su momento defendieron las fronteras de Guatemala para preservar la soberanía de la Nación; hoy, muchos de ellos, los que combatieron cuerpo a cuerpo contra la insurgencia transgresora, pasaron a retiro, después de cumplido su tiempo de servicio dentro de las filas castrenses.  A muchos se les olvida o desconocen que estos hombres, casi adolescentes, llegaron a formar parte del glorioso Ejército de Guatemala, porque son personas que no contaban o cuentan con recursos suficientes para costearse una carrera universitaria; a sus familias les urgía un ingreso económico extra, al mismo tiempo que forjaban un futuro honrado para sus hijos, donde ganarse la vida y un retiro para la vejez.  La ideología de la institución entró a base de severo reforzamiento, que según sus superiores, templaba y vigorizaba el carácter para enfrentarse a la dura batalla de defender los derechos de la sociedad civil, pues este es el último fin del militar de alta.  Hoy, como todos los años, una promoción más entra a retiro, llega el tiempo de regresar a casa, esos hombres entierran no sólo sus armas de combate, como el instrumento de trabajo, para que los habitantes de este y cualquier país que cuente con Ejercito o Guardia Nacional, como es el caso de Costa Rica, que solo cambió el nombre, para que los crean los más avanzados de América Central, deposita la confianza en ellos, los militares, que han sido entrenados para salvaguardas de nuestra seguridad.  Es verídica la confrontación de ideas filosóficas, revuelve la opinión de diversas clases.  Hemos sido conocedores de guerras por religión, las Cruzadas; otras por apoderarse del territorio vecino, Primera y Segunda Guerra Mundial; algunas por exterminar la propiedad privada, Cuba; aquella para dar paso a la transición del agro a la industria, México; y lo más reciente en el continente americano, dictadores maniacos que persiguen el sueño de eternizarse en el gobierno, Venezuela, Argentina.  El mismo común denominador de estos ejemplos, son los ejércitos, tanto de un bando como de otros, son los que dan la cara y ponen los muertos.  Entonces no termino de entender el odio acérrimo de una parte de la población contra los hombres que mueren en aras de la libertad y soberanía de todos los pueblos.  O es que los que apoyan a los insurgentes creen que ellos no acribillaron, masacraron, espiaron, traicionaron sus principios al ser parte de las FAR, URNG, PGT, ORPA y quiero señalar, estas organizaciones actuaron en contra de la sociedad civil, no se limitaron a pelear su guerrilla solo en contra del Ejército.   En todas las guerras declaradas, hubo victimas, como en todo cotejo, pero eso se sabe y sobreentiende.  La diferencia estriba en que el Ejército Nacional asimila las pérdidas de vida de los militares; miles quedaron amputados de uno o más miembros, por las minas que sembró la guerrilla, tampoco hacen alarde del trabajo desempeñado, porque ambos lados son trabajadores que recibieron un sueldo, a los unos los pagó el presupuesto de Defensa y a los otros los patrocinó el Viejo Continente.  Hoy el gobierno está en manos de guerrilleros, pregunto: ¿duerme usted tranquilo, a sabiendas que el Ejército está exterminado?Â