Zelaya busca retornar al poder


FOTO LA  HORA: YURI CORTEZ

Los pobladores de Honduras corren al escuchar los disparos en los alrededores del Palacio Presidencial en Tegucigalpa.» title=»FOTO LA  HORA: YURI CORTEZ

Los pobladores de Honduras corren al escuchar los disparos en los alrededores del Palacio Presidencial en Tegucigalpa.» style=»float: left;» width=»250″ height=»175″ /></p>
<p>Honduras amaneció el lunes bajo toque de queda decretado por un nuevo gobierno, luego de que los militares destituyeran y expulsaran del paí­s al presidente Manuel Zelaya, quien desde Nicaragua intenta recuperar el poder con el apoyo de la comunidad internacional.</p>
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FOTO LA HORA: AFP MAYELA LOPEZ

Exiliado de su paí­s natal, el ex presidente hondureño es llevado en un vehiculo del gobierno de Costa Rica, donde se encuentra actualmente.» title=»FOTO LA HORA: AFP MAYELA LOPEZ

Exiliado de su paí­s natal, el ex presidente hondureño es llevado en un vehiculo del gobierno de Costa Rica, donde se encuentra actualmente.» style=»float: left;» width=»250″ height=»167″ /></p>
<p>Desde Estados Unidos, pasando por el Grupo de Rí­o, la ONU, la Unión Europea, Centroamérica o el ALBA, todos han pedido la restitución de Zelaya en la presidencia de Honduras que ya tiene un nuevo ocupante: Roberto Micheletti, elegido el domingo por el Congreso hondureño.</p>
<p>Este lunes, la Asamblea General de Naciones se reúne en Nueva York para tratar la crisis y pedir «la restitución de los representantes democráticamente electos».</p>
<p>En la noche del domingo, los presidentes de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) se reunieron en Managua en una cita convocada por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en calidad de presidente pro témpore del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y por su homólogo venezolano Hugo Chávez, impulsor del ALBA.</p>
<p>En su primera rueda de prensa tras ser designado presidente, Micheletti, ex titular del Congreso, decretó un toque de queda hasta las 06H00 del martes «para evitar eventuales disturbios y barricadas de los seguidores de Zelaya».</p>
<p>El golpe, calificado por Micheletti de «proceso absolutamente legal», contemplado según él en la legislación hondureña, puso fin a la determinación de Zelaya de convocar un referéndum para reformar la Constitución y permitir la reelección presidencial, coincidiendo con las elecciones del 29 de noviembre.</p>
<p>Zelaya habí­a chocado con el Tribunal Supremo de Justicia, el Electoral, el Congreso, las Fuerzas Armadas y medios de comunicación, que rechazaban su proyecto de buscar una reforma constitucional.</p>
<p>En Managua, el presidente venezolano, Hugo Chávez, propuso «darles una lección» a los golpistas de Honduras y pidió a los gobiernos de América Latina que no se queden en declaraciones.</p>
<p>«Hay que darles una lección (…) no podemos permitir un retorno al pasado a las cavernas», dijo, y aseguró que Venezuela, su pueblo y sus fuerzas armadas están de pie solidarios con Honduras.</p>
<p>«El presidente legí­timo de Honduras es el presidente Manuel Zelaya, frente a esto no hay discusión», dijo el gobernante nicaragí¼ense y anfitrión, Daniel Ortega.</p>
<p>Los gobernantes del ALBA, a los que se unirá su colega de Bolivia, Evo Morales, se juntarán este lunes con sus pares del Sistema de la Integración de Centroamérica (SICA) que también integra República Dominicana y Panamá.</p>
<p>Micheletti, un compañero de filas de Zelaya en el Partido Liberal (PL, derecha), ya ha empezado a anunciar a los primeros miembros de su equipo de gobierno y pidió a todos los funcionarios del ejecutivo de Zelaya que se presenten a trabajar normalmente este lunes.</p>
<p>El Congreso acusó a Zelaya de «reiteradas violaciones a la Constitución» y designó a Micheletti, «por el tiempo que falte para terminar el periodo constitucional y que culmina el 27 de enero del año 2010».</p>
<p>Pero la legitimidad fue de inmediato puesta en duda desde Washington y en casi toda la comunidad internacional. «Reconocemos a Zelaya como el debidamente presidente electo y constitucional de Honduras. No vemos a otro», dijo un funcionario del gobierno de Barack Obama.</p>
<p>México aceptó recibir a la canciller del ejecutivo depuesto, Patricia Rodas, que habí­a sido detenida con al menos otros siete miembros del gobierno, informó el mandatario nicaragí¼ense Daniel Ortega.</p>
<p>A partir de este lunes el poderoso sindicato de maestros ha prometido manifestaciones y se ha creado el Frente Popular de Resistencia (FPR) para exigir y luchar por el regreso del depuesto presidente Manuel Zelaya.</p>
<p>Los manifestantes que habí­an acudido el domingo a la Casa Presidencial, en el centro de la capital, para pedir el regreso del depuesto presidente, se retiraron en horas de la tarde tras el toque de queda, mientras las televisiones y radios públicas, favorables al gobierno de Zelaya, fueron silenciadas.</p>
<p>Zelaya, un polí­tico de derecha que asumió en enero de 2006, giró ideológicamente e hizo ingresar a Honduras al Alba, grupo de paí­ses con gobiernos izquierdistas, liderado por el venezolano Hugo Chávez, y del que también forman parte Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador.</p>
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MICHELETTI Ansiaba la presidencia


Roberto Micheletti, designado este domingo por el Congreso para reemplazar al depuesto presidente Manuel Zelaya, ha encontrado un atajo para llegar a la presidencia del paí­s que tanto ansiaba y que las disputas internas de su partido le habí­an vetado.

A sus casi 61 años, los cumple en agosto, este diplomado en administración de empresas y gerencia en universidades estadounidenses, según su currí­culum, ha pasado cerca de treinta años en la vida polí­tica del paí­s.

Entre 1980 y 2005 fue diputado del Congreso por el departamento Yoro.

Compañero de Zelaya en el Partido Liberal (PL, derecha) tení­a todas las razones para ansiar su puesto: perdió las internas del partido con el ahora depuesto presidente en las pasadas elecciones de noviembre del 2005.

Tampoco tuvo mejor suerte en el último intento cuando tuvo que maniobrar para que no lo afectara el reglamento que impide a los presidentes del Congreso aspirar a la presidencia de la República.

Volvió a perder en las internas contra Elvin Santos, vicepresidente de Zelaya, con su partido dentro del partido: el Movimiento Liberal Micheletista.

Este cacique de la polí­tica hondureña, marcada por los grupos de poder que tanto denostó Zelaya, ha tenido que esperar a la crisis provocada por la decisión del presidente constitucional de convocar a una consulta popular para este domingo para ver cumplidas sus aspiraciones presidenciales.

La consulta, que habí­a sido declarada ilegal por la justicia, pretendí­a abrir la ví­a a una reforma de la Constitución y con ella la posibilidad de reelección de los presidentes.

Muchos se han sorprendido de la facilidad con que Micheletti fue elegido por el Congreso como presidente hasta que concluya la legislatura actual, el 27 de enero, cuando tampoco es santo de devoción de la otra gran formación del Parlamento, el Partido Nacional.

En su discurso de investidura, dio su propia versión de los últimos acontecimientos y dijo que no habí­a sido un golpe de Estado, sino que se trató de un «proceso absolutamente legal» para sacar del poder a Zelaya, que con su giro a la izquierda y sus amistades peligrosas con el presidente venezolano Hugo Chávez, alarmó a la conservadora sociedad hondureña.

Micheletti prometió que organizará las elecciones del 29 de noviembre y entregará el poder al vencedor en enero.

GOLPE Dos miradas


La comunidad internacional cerró filas en torno al derrocado presidente hondureño, Manuel Zelaya, mientras la mayorí­a de sus compatriotas pareció reaccionar con indiferencia y hasta con simpatí­a frente a un golpe, calificado por las nuevas autoridades como un «proceso absolutamente legal».

«Pasó lo que tení­a que pasar», dijo el destacado jurista hondureño Germán Leitzelar, después de que un grupo de militares irrumpiera el domingo al alba en la casa del presidente constitucional para secuestrarlo, derrocarlo y enviarlo a Costa Rica.

«Llego a la presidencia de la República no por un golpe de Estado sino por un proceso absolutamente legal tal como está contemplado en nuestras leyes», dijo Roberto Micheletti, titular del legislativo, al ser investido por el Congreso como sucesor del presidente, en una decisión que parecí­a previamente acordada.

El paí­s atravesaba por una crisis polí­tica profunda y una crispación creciente por el pulso que se habí­an lanzado los diferentes poderes del Estado hondureño.

Zelaya, que ha dado un giro a la izquierda irrumpiendo en la conservadora sociedad hondureña como un agitador peligroso, amigo del venezolano Hugo Chávez y de sus adláteres del Socialismo del Siglo XXI, estaba dispuesto a realizar una «revolución pací­fica» imponiendo una democracia participativa.

Pese a las numerosas advertencias que le habí­an lanzado en los últimos dí­as los militares y el Congreso, que llegó a barajar el viernes su inhabilitación, Zelaya mantuvo su decisión de realizar el domingo una consulta popular que le diera luz verde a su proyecto de convocar un referéndum, el 29 de noviembre, con el fin de reformar la Constitución y permitir la reelección presidencial.

Zelaya habí­a aparecido el sábado relajado ante el cuerpo diplomático internacional, al que le lanzó una arenga a favor de la democracia participativa y la inclusión de los pobres en el proceso democrático del paí­s, en manos de los influyentes grupos de poder.

La rapidez con que actuaron todos, los militares, que cumplí­an órdenes judiciales, y el Congreso, que rápidamente designó a Micheletti como sucesor de Zelaya en la presidencia, hizo sospechar de un escenario que, según afirmaron los rumores, debí­a haber ocurrido el viernes y que se pospuso para el domingo.

«No es posible que fuera tan espontáneo», dijo un diplomático acreditado en Tegucigalpa.

Muchos miembros del Partido Liberal, al que pertenecen tanto Zelaya como Micheletti, y el Partido Nacional «nos dicen que se han sorprendido» pero rápidamente se pusieron de acuerdo para designar al nuevo presidente, afirmó otro diplomático.

Los golpistas incluso tuvieron planeado callar a los medios de comunicación públicos, favorables al gobierno de Zelaya, y a los crí­ticos como la cadena norteamericana CNN, a la que sacaron del aire en cuanto puso en duda la versión oficial de la renuncia voluntaria del presidente constitucional.

Micheletti llega a ocupar la presidencia luego de una larga batalla. Tuvo que maniobrar para que se le levantara el impedimento de ser candidato, algo incompatible con su cargo de titular del Congreso.

Y cuando habí­a obtenido la luz verde, se frustró al perder las primarias de su partido, resultado que lo dejaba al margen de la presidencia hasta el golpe del domingo.

¿Qué opina el ciudadano de a pie del derrocamiento de Zelaya? A juzgar por los pocos centenares de personas de organizaciones sindicales y sociales que acudieron a la casa presidencial a manifestarse el domingo, no parece importarles demasiado.

«Todo el mundo piensa en Venezuela y eso no puede ser posible», resumió Wilmer, un taxista de 24 años, en alusión a la creciente proximidad de Zelaya con Hugo Chávez. Wilmer fue contratado por el gobierno para acarrear gente a las urnas. Y seguro se quedó sin los 90 dólares que le habí­an prometido.

Sólo el poderoso sindicato de enseñantes ha anunciado huelgas y cortes de carretera para protestar.