Zapatero viaja a EE. UU.


El presidente español, José Luis Rodrí­guez Zapatero. AFP PHOTO PIERRE Verdy

El presidente del gobierno español, José Luis Rodrí­guez Zapatero, viaja a Washington para participar el jueves en varias conferencias, tras la decepción causada por el anuncio de la Casa Blanca de que Barack Obama no vendrá en mayo a Madrid.


«Obviamente ha habido una decepción expresada por el gobierno de España y lo entendemos», declaró el martes el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Philip Crowley.

El anuncio se hizo dos dí­as antes del viaje de Zapatero a Washington, en calidad de invitado especial de Obama al presidente temporal de la Unión Europea (UE), para participar en el Desayuno Nacional de Oración, conferencia anual organizada por congresistas y senadores.

Más allá de la cargada agenda interna de Obama alegada por la Casa Blanca y de la poca concreción que pueda ver Washington en la cita de mayo –una cumbre euroestadounidense donde se pretendí­a refrendar la «Nueva Agenda Transatlántica» y que probablemente se pospondrá–, esta negativa es un varapalo para Zapatero.

«Se dice de Zapatero, y de mucha gente, que ha sucumbido al «efecto Obama», y no es algo extraño» debido a un «discurso vibrante, cautivador y que llena de esperanza», dijo a la AFP Antonio Alonso, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad CEU-San Pablo de Madrid.

Pero «la admiración que siente Zapatero por Obama no es recí­proca» y además «España no está en las prioridades de polí­tica exterior de Estados Unidos», señaló.

Zapatero se ha reunido ya dos veces con Obama durante el año que éste lleva de presidencia, en abril en Praga y en octubre en Washington, y en estos meses, ambos gobiernos mostraron su cercaní­a de objetivos.

El mandatario estadounidense manifestó además su interés por la energí­a eólica generada en España, donde varias empresas son lí­deres, y por la red de trenes de alta velocidad españoles.

A ello hay que añadir el viaje del jueves, donde ambos podrán saludarse, la visita oficial del rey Juan Carlos I el 17 de febrero a la Casa Blanca y, según el plan de Madrid, la cumbre del 24 y 25 de mayo en Madrid.

Zapatero llevaba anunciando esta cita hací­a meses, y hasta el martes estaba inscrita en la página web de la presidencia española a pesar de la negativa estadounidense.

La fascinación de Zapatero por Obama desde que éste era candidato demócrata viene después de las frí­as relaciones del dirigente español con George W. Bush debido a la decisión de Madrid de retirar de Irak las tropas españolas en 2004.

Y este distanciamiento sucedió a la amistad que se profesaban Bush y el ex presidente del gobierno conservador español José Marí­a Aznar.

El gobierno español no ha querido tomarse este «no» como un plantón de Obama después de que la secretaria general del partido socialista, Leire Pají­n, asegurara en su momento que las presidencias en ambos paí­ses iban a ser «un acontecimiento histórico (…) en nuestro planeta».

El martes señaló que la «coincidencia de visiones» es más importante que «la coincidencia fí­sica».

Por su lado, el lí­der conservador español, Mariano Rajoy, pidió a Zapatero que «arregle» esa negativa el jueves en Washington, lo que probablemente no podrá hacer porque no está previsto un encuentro entre ambos, aunque sí­ podrí­a hacerlo el Rey si se lo pide el gobierno, según la Casa Real.

«Un presidente del gobierno de un paí­s se tiene que dar cuenta de que no tiene que caer en los mismos errores que ha denunciado de otros»: «Zapatero siempre reprochó a Aznar que siempre dijera sí­ a Bush en todo, y éste es el error en el que también está cayendo»; «la misma admiración profesaba Aznar a Bush que profesa Zapatero a Obama: es casi una fe ciega», según Alonso.

«Esa falta de criterio o de filtro al analizar lo que viene del presidente de Estados Unidos mete en problemas a la nación», «nos hace hacer el ridí­culo» y «nos lleva a dar pasos en falso», considera.

Por lo pronto, el jueves Zapatero también participará en un coloquio con la cámara de comercio estadounidense acompañado por varios empresarios españoles y en otro en el Atlantic Council, un «think tank» sobre seguridad y defensa.