Ya no queremos más discursos


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Mucha gente en Guatemala, especialmente los políticos se han dado a la tarea de pronunciar discursos sin percatarse de que la mayoría de sus paisanos perdimos la capacidad de aguantarlos. Hemos oído tantos que no pasan de ser una serie de palabras para expresar pensamientos muy a gusto y conveniencia de quien las expresa, pero que a la hora de rajar ocote, como decimos en buen chapín, no pasan de ser eso, palabras que triste y lamentablemente se las lleva el viento. Digo lo anterior porque me llamó la atención escuchar comentarios favorables al discurso que recientemente pronunciara el Lic. José Arturo Sierra, con motivo de haber asumido la Presidencia del Organismo Judicial.

Francisco Cáceres Barrios


Por favor, quiero que se me comprenda que no tengo nada a favor ni en contra del licenciado Sierra sino tan solo he querido utilizar algunas de sus expresiones para exponer que de discursos como estos, los guatemaltecos estamos cansados porque a la hora de ponerlos en práctica los buenos resultados no aparecen por ninguna parte. De aquí surge la pregunta ¿Para qué queremos  más discursos cuando nuestro interés es apreciar reales y efectivos cambios? Por ejemplo, suena muy bonito escuchar: “En materia de corrupción es un reto para todas las instituciones del Estado y especialmente en los tribunales de justicia, porque ahí si hay corrupción hay también impunidad” ¿En qué salimos ganando los guatemaltecos cuando no hay día de Dios que no sepamos que delincuentes, sorprendidos con las manos en la masa, salen libres con la reiterada sentencia: “falta de pruebas”?

Es una gran verdad que no se puede individualizar o señalar de corrupto el accionar de algunos jueces y magistrados por algunas resoluciones recientes, como que debemos ser prudentes para hacerlo y respetar el principio  que todos somos inocentes hasta que no se nos demuestre lo contrario pero ¿Será mentira decir que en nuestro país seguimos viendo una gran cantidad de personajes cargando el baúl del último modelo con voluminosos paquetes o bolsas con regalos navideños adquiridos con el dinero proveniente del erario nacional o producto de sus jugosos negocios? En la práctica nuestros funcionarios públicos siguen diciendo que no tiene nada de malo adquirir productos o servicios sin licitación, utilizando la “excepción” porque la ley misma lo permite.

¿Pero en dónde están las decisiones o acciones para implementar métodos o sistemas que acaben con las prácticas que provocan que muchos millones de quetzales se esfumen sin que la impunidad deje de existir? De ahí que como un chapín más que sueña con ver a una Guatemala muy diferente de la actual, he querido invitar a quienes atendiendo las funciones que  desempeñan pronuncian discursos o disertan en medios de comunicación social para que, en vez de discursos, por favor solo nos cuenten los buenos resultados obtenidos por sus eficaces acciones ya que solo así podremos empezar a ser diferentes. ¿No les parece?