Estoy bien claro, que nuestra máxima ley, la Constitución Política de la República de Guatemala, nos confiere el derecho de elegir y ser electos; garantías que están plasmadas en la misma; pero en estas líneas no pretendo enfocar el marco legal, el cual es demasiado explícito en cuanto a estos derechos, sino ver el aspecto moral y social en relación a los que pretenden dirigir nuevamente los destinos de nuestro país. La sanción moral y social de parte de la población guatemalteca debe prevalecer en contra de los que no han tenido la capacidad de gobernar este empobrecido, abandonado y esquilmado país del istmo centroamericano; más pareciera que estas administraciones de gobierno se constituyeran en maquilas de hacer más pobres; y me refiero a esa élite de personas de corte empresarial, los que ven las instituciones del Estado desde una óptica de una empresa privada. Se esfuerzan por transplantar un modelo económico de sus empresas al complejo y profuso mundo de la «Cosa Pública»; donde se ejecutan una serie de operaciones técnicas administrativas a través de ese concierto de organismos del Estado y sus divisiones y subdivisiones administrativas. Esta clase de partidos políticos, tienen la tendencia congénita de legislar en favor de las empresas de su propiedad, de familiares o de amigos; lo que es peor, padecen de la obsesión compulsiva de vender las instituciones del Estado a comerciantes guatemaltecos como a extranjeros; so pretexto de concesionar dichas instituciones, cuando la realidad es la privatización de las mismas, lo cual genera un genocidio social por la serie de despidos que se realizan al arrebatarle al Estado la tutela de estas instituciones.
La brújula ideológica de estos políticos empresariales, se inclina hacia el norte de pagar salarios bajos a los trabajadores privados y estatales; favorecer algunos empresarios para que paguen menos impuesto (mejor si nada) al Estado; quitar los controles de precios ?llamado falazmente, «Liberación de Precios»?; privatizar las empresas públicas que den buenas ganancias, como el caso de la nefasta venta de la gallina de los huevos de oro: GUATEL. También la Empresa Eléctrica; la Dirección General de Correos y Telégrafos y otros más; y como consecuencia ha venido a enriquecer a una minoría en detrimento de la mayoría de la población guatemalteca necesitada de estos servicios. Sumado a toda esta barrabasada mercantilista, sueñan con destruir toda clase de organización popular, por ejemplo los movimientos sindicales que han realizado fuertes jornadas de lucha, promoviendo y defendiendo los derechos de clase trabajadora, en virtud que la clase patronal sólo ha querido ver a los trabajadores como simples siervos, sino como esclavos; un número más dentro del cúmulo de sus finanzas y ganancias; tanto es así, que han emprendido un terrorismo antisindical, utilizando algunos faferos medios de información social para desprestigiarlos como verdaderos representantes de la clase obrera. Sus publicaciones van de una a cuatro páginas saturadas de malevolismo periodístico, a la par de esto, se han utilizado las instituciones del Estado que tienen que ver con la existencia legal de los sindicatos; colocando a funcionarios que tienen una mentalidad antisindicalista, como es el Ministerio de Trabajo y Previsión Social; limitando el presupuesto de este Ministerio para que no sirva a la clase trabajadora.
Esta clase de gobernantes quieren desaparecer el renglón 011 a cambio de una serie de renglones por contrato 021, 031, 029 y otros; reducidos a pocos meses de labores; esto hace agonizar al Estado que tanto les estorba; sin olvidar la prepotencia y abuso de autoridad de algunos funcionarios que la han arremetido personalmente contra algunos directivos sindicales; imaginándose que son señores feudales con sus siervos, que pueden tratarlos como les venga en gana, al extremo de llegar a golpearlos con sus propios puños por reclamar sus derechos como trabajadores. Se creen dueños de la vida de otros seres humanos. Otro caso de prepotencia y abuso de poder, se dio cuando «un alto funcionario» de esta clase empresarial humilló a gritos a un caricaturista de un diario escrito; obligándolo a poner en sus publicaciones su nombre de pila en lugar del seudónimo empleado en sus publicaciones. Es una aberración que hacen del poder con esta clase de actitudes, y que deben hacernos reflexionar, a quien o a quienes le vamos a dar nuestro voto en estas elecciones 2007. Creo firmemente, ¡qué ya es tiempo que tiremos al bote de la basura del rechazo! esa gran cantidad de deshecho demagógico; porque hoy se nos aparecen con caras de ángeles abrazando a medio mundo, después nos gobiernan como diablos furiosos si se les afecta sus mezquinos intereses. La espiral inflacionaria va viento en popa, mientras los salarios que devengamos lloran sangre, porque el crecimiento económico está hasta la cúspide, mientras el desarrollo económico brilla por su ausencia, ya que la riqueza está concentrada en pocas familias, las cuales deciden el destino mediocre de nuestro país. í‰stos no saben ni una pizca de lo que es irse a dormir sin comer, y amanecer nuevamente acompañado del monstruo del hambre. Guatemalteco razona tu voto, no permitas que nuevamente mancillen tu dignidad de persona, tú vales mucho.