Mario Roberto Guerra Roldán
Después de varios intentos las bancadas de los partidos políticos que conforman el Congreso de la República llegaron a un acuerdo y eligieron a los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, que en su mayoría (3) son damas, lo que viene a dar un toque muy singular al TSE.
Reunido el nuevo Tribunal se procedió a designar al Presidente y vocales, recayendo el importante cargo de la Presidencia en la licenciada Eugenia Villagrán de León, nieta de quien fuera mi excelente maestro de Hacienda Pública en la Facultad de Derecho y connotado profesional y funcionario (Ministro de Gobernación en el gobierno del doctor Arévalo), licenciado Francisco Villagrán, e hija de mi compañero de promoción en el Instituto Nacional Central de Varones y en la Facultad de Ciencias Jurídicas, doctor Francisco Villagrán Kramer. Mi en hora buena, tanto a la Presidenta como al resto de magistrados, a quienes deseo éxito en su gestión.
Es razonable y muy conveniente desearles éxito porque enfrentan enormes desafíos para lograr que el Tribunal Supremo Electoral recobre su pleno prestigio, un poco lastimado en el presente. Digo un poco lastimado, porque si sus paredes y altas estructuras se cimbrearon, sus sólidos cimientos se mantuvieron incólumes debido al crédito que le otorgaron, desde su fundación, sus anteriores magistrados.
Entre los logros que se han fijado obtener de inmediato sus actuales gestores, está el relacionado con reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, de las que han hecho hincapié en el tema de los delitos y faltas electorales, así como en el establecimiento de normas claras y precisas para la organización y funcionamiento de los partidos políticos, cuyos dirigentes, en lo que se refiere a estos asuntos, se han hecho de la vista gorda, porque no les conviene atarse de manos y así continuar haciendo lo que en gana les venga. Por ello se hace imperativo que la magistratura actual debe proceder con determinación, con voluntad de hierro y decisión unánime, para lograr las reformas tan necesarias.
Un aspecto que no deben descuidar los nuevos magistrados es el referente a la auditoria interna, pues a los magistrados salientes les hicieron serios señalamientos en cuanto al manejo y uso de los fondos destinados a sufragar el proceso electoral, por lo que es procedente contar con una auditoria idónea, con personal capaz y con el suficiente carácter para encauzar correctamente el uso y destino del dinero, para que no se produzcan anomalías e irregularidades como las que se han señalado.
Por consiguiente, es indispensable que las reformas electorales también se orienten a reestructurar idóneamente la Auditoria Electoral y dotarla de los mecanismos adecuados y de personal altamente calificado, para el seguro y apropiado uso de los bienes y dineros del Tribunal.
No deseo terminar este escrito, sin antes referirme a un tema de suyo interesante. En otros países, como México y Colombia, entre otros, las funciones de los entes electorales se encuentran divididas. En el vecino país del norte, por ejemplo, el Instituto Federal Electoral (IFE) tiene a su cargo todo lo relativo a la organización y desarrollo del proceso electoral y sus asuntos conexos, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) es el que tramita y resuelve los asuntos contenciosos electorales; ambos órganos con funciones permanentes y con carácter autónomo.
Sería bueno que en Guatemala se comenzara a estudiar una reforma en tal sentido, lo que daría más agilidad y profesionalidad a los procesos electorales y más solidez y real independencia al Tribunal Supremo Electoral.
Mario Guerra Roldán.
Ex magistrado del TSE.
?María Eugenia Villagrán de León
?Mirtala Concepción Góngora Zetina de Trujillo
?Patricia Eugenia Cervantes Chacón de Gordillo
?Elder Ulises Gómez
?Marco Tulio Melini Minera
Magistrados Suplentes
?Julio Enrique Dougherty Liekens
?Sául Guillermo Bonilla Sandoval
?José Rodolfo Pérez Lara
?Hugo Haroldo Calderón Morales
?José Mynor Par Usen