Y Jocotán llora sangre


Fue un sábado por la tarde, 15 dí­as antes de que los medios de comunicación social informaran acerca de que «las sequí­as provocarí­an, en el Corredor Seco, serios problemas de desnutrición», cuando de una mototaxi vi bajar a una niña desnutrida que iba en brazos de su padre. í‰ste descendió y de inmediato entró al Centro de Salud de Jocotán, Chiquimula.

Edwin Marroquí­n Navas
enavas1313@yahoo.com

Y es que llegué a Jocotán a impulsar un Plan Cultural y a abordar temas relacionados con el arte y la cultura. Entre las asistentes se encontraban dos mujeres habitantes de Jocotán y al comentar el impacto emocional haber visto a la niña desnutrida me dijeron que ellas no se extrañaban de esa escena, pues es común en dicho municipio.

-Lo que ocurre es que en las aldeas las familias son numerosas. En algunas casas conviven 10 niños y sus papás. Por lo regular quienes padecen la desnutrición son los pequeños.

-¿Qué pasa entonces?

-Ya se acostumbraron a sacrificar a los pequeños, pues de todos modos las familias son numerosas. Diversas entidades tratan de educar en control de la natalidad, pero los hombres de por aquí­ son machistas y se llenan de hijos sin tener dinero para alimentarlos.

Supongo que el padre llevaba en brazos la frágil figura de la niña no mayor a los 4 años. Mientras que una señora llevaba de la mano a otro niño, no mayor de 6.

-Mirá vos, yo no entiendo porqué los medios de comunicación gastan tanta tinta en el tema de la desnutrición, puesto que ese ha sido un problema no resuelto desde hace muchos años ya que es estructural. Comentó un amigo periodista.

-Así­ mano, y qué se puede hacer. ¿Acaso los medios no deben cumplir el rol de denunciar esta situación, aunque sea estructural?

– Pero de qué sirve si no va a cambar nada. Muchos columnistas habrán escrito, se habrán gastado cientos de hojas, y nada va a cambiar hasta que los dueños de este paí­s se pongan la mano en la conciencia y compartan un poco de sus ganancias.

– Estoy de acuerdo en eso del compartimiento, pero no dar regalos. Creando fuentes de empleo pero bien remunerado. Que los salarios no sean miserables, que bajen los productos de la canasta básica y los servicios. Expresé.

Fue triste ver esa escena en Jocotán. De inmediato pensé en mi niñez, en mis hijos y en mis sobrinos. Cuán afortunado he sido al haber tenido las oportunidades de desarrollarme sin saber lo que es desear comer. Me conmovió tanto que esa noche dormí­ poco. Al siguiente dí­a me cuestionaba tantas cosas: mi profesión, mi formación social, mi paso por la Usac, mis batallas en Educación Media.

Y luego observar en los medios las caras de esos niños inocentes, de esas criaturas a quienes el Estado y la sociedad les han negado vivir. También recordé la siguiente frase: «Â¿qué deseas ser cuando seas grande? Y una niña vestida con ropa tí­pica responde: «vivir». Parafraseando al poeta Miguel íngel Asturias lo descrito evidencia la realidad en este «bello pero horrendo paí­s».

* Hace muchos años, un amigo dijo: «A todos ustedes los quisiera meter en un bote, taparlo y lanzarlos al fondo del mar». ¿Alguna vez usted no ha querido estar en ese bote? Yo sí­.

*

* Me gusta ver jugar futbol. A veces voy con mis hijos a «chamusquear» y al estadio. Pero lo que nunca he entendido es porqué todos los equipos cuando salen a la cancha se toman una fotografí­a la cual nunca sale en ningún medio impreso. ¿En dónde estarán archivadas tantas fotos?