Y fue entonces



POR ZOILA SANTA CRUZ DE MOLL

(De las cosas

que le contaré a mi padre

cuando lo reencuentre…)

Cuando ya casi

habí­an tapiado la fosa…

Cuando sólo faltaba poner un ladrillo

y un hueco pequeño y oscuro, te conectaba

con el mundo que dejabas,

el albañil, cansado del paleteo,

con la cara morena pringada de cal y como por clemencia,

echó una mirada a la concurrencia,

por si alguien todaví­a

querí­a mandarte un suspiro…

…fue entonces que vino en el aire

el suelto relincho de un caballo blanco,

que pastaba en el potrero

lindante al Camposanto…

Y fue entonces…, que tus quebrantados

deudos:

tu hijo que es buen jinete,

tu mujer que es hija de hacienda,

y tus hijas, que por ti son amazonas

las siete enlutadas,

cambiaron una sonrisa y una mirada…

…y fue entonces que lograron

decirte un adiós sin tragedia y con esperanza,

con la diestra del alma alzada,

como se le dice adiós al soldado,

al buen campesino que va a la labranza

o al muchacho enfurruñado

«tú supiste de eso…»

que se va al internado.

(1965)