Aunque aún falte mucho para que termine su período, el presidente del Ejecutivo, í“scar Berger, brilla por su ausencia, la cual inició desde hace varios meses, pero que se ha realzado más por su incomparecencia ante el Congreso de la República el 14 de enero de este año.
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Al parecer, la ausencia del presidente Berger empieza a ser notoria en estos días; han pasado varias semanas, con escasas apariciones en público del que hace cuatro años no descansaba en la campaña proselitista que lo conduciría al triunfo electoral.
Desde la mitad de su período, es decir, hace poco más de un año, el presidente Berger se denotó desgastado, luego de constantes fricciones con el sector popular.
Sin embargo, cualquiera puede darse una «escapadita» de la ajetreada vida pública, y si no recuérdese los períodos en que el ex presidente Alfonso Portillo también se desaparecía, levantando los rumores de su falta de aparición pública.
De acuerdo con un documento del analista político Francisco García, del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep), esta «ausencia» del mandatario refleja la falta de liderazgo político.
Este documento, denominado Balance político 2006 de los países centroamericanos, en el apartado correspondiente a Guatemala, el analista García refiere que el vicepresidente de la República, Eduardo Stein, es quien ha debido dar la cara por el Gobierno.
«En términos generales, el escenario político de Guatemala se caracterizó por un débil liderazgo presidencial que cedió espacio a su Vicemandatario, Eduardo Stein», son las palabras con que inicia el referido documento.
Para García, el vicegobernante Stein es quien ha asumido el control en los momentos claves, especialmente cuando la imagen del país está en la mirada de la comunidad internacional.
Entre estos momentos, el analista enumera los siguientes: la disputa de la silla del Consejo de Seguridad con Venezuela; la presencia en la Cumbre de Países No Alineados, en Cuba, o la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en Montevideo. Asimismo, el viaje del Vicepresidente a Cuba, para ofrecer un mensaje a los estudiantes guatemaltecos que en la isla estudian medicina.
En los escenarios nacionales, de acuerdo con el documento del Incep, la presencia de Stein fue notoria en la Conferencia Internacional contra la Corrupción.
¿Por qué la ausencia?
Según el documento del Incep, las crisis sociales ocurridas en el 2006 provocaron un desgaste, sobre todo en la figura del presidente Berger y de todo el Gobierno.
Fue el Vicepresidente, de nuevo, quien lideró las denominadas «mesas de diálogo», en torno a las crisis sociales; entre éstas se pueden citar la larguísima huelga de médicos, las confrontaciones con el Magisterio Nacional, o los problemas con el sector campesino.
Desde hace mucho tiempo, la imagen del «bonachón» Berger se fue perdiendo, debido a la poca capacidad del Gobierno en resolver los conflictos sociales. Sin embargo, cierta parte de esta imagen todavía quiere ser rescatada.
De esta cuenta, refiere el documento del Incep, que a finales del 2006 y principios del presente año, fue notoria «una campaña publicitaria a favor del Gobierno y sus obras físicas, en la que destacaba la figura del presidente Berger».
Pero no sólo él?
El 31 de enero era el último día en que los funcionarios gubernamentales debían renunciar, si es que querían optar a un puesto por elección en los próximos comicios.
De tal forma, hubo una desbandada de varios ministros y secretarios que dejaron a un lado sus programas ministeriales del 2007 para buscar un puesto por elección. Gobernadores departamentales, ministros de Estado y hasta secretarios de instituciones relativas al Organismo Ejecutivo, dejaron su puesto.
Cuando se dice constantemente por analistas y comentaristas políticos, que este año es por demás difícil, debido a que es año electoral, se refieren más que todo a la idea de que todo será electoral, y que hay muy poco trabajo que se desea hacer (no por hacer, porque de eso hay mucho que falta).
Para comprobarlo, es suficiente hojear las páginas de los periódicos, matutinos o vespertinos, o escuchar o ver los noticieros: noticias que refieran trabajo del Organismo Ejecutivo, prácticamente no hay, o es muy poco.
La última vez que apareció públicamente el presidente Berger, fue únicamente para inaugurar un tramo carretero en la ruta del Pacífico en Santa Rosa, en donde se le vio bailando con una señora lugareña.
Otro ejemplo, sólo que en otras esferas de la política, es en el Congreso de la República, en donde poco se ha hecho en materia de decretos en el mes que apenas llevan de función en el 2007.
Una muestra muy representativa es que la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la República, la cual debe escoger al Procurador para el próximo período, decidió acelerar el proceso, que era necesario hasta en septiembre, pero, ya que consideraban que a partir de abril iba a ser imposible formar quórum para elegirlo, sabiamente propulsan por seleccionarlo antes de la Semana Santa.
El ejercicio del poder es de mucho desgaste, sobre todo si no se tiene éxito o, al menos, algunas motivaciones para continuar.
En el caso del Ejecutivo, las fricciones en el ámbito social provocan un desgaste, que al final causaron una ausencia de la figura de poder, para no provocar mayor deterioro.
La ventaja que pudiera tener el partido oficial para las siguientes elecciones, es decir, ofrecer una continuación de los beneficios actuales, en realidad se convierte en un handicap para el candidato oficial Alejandro Giammattei.
De hecho, como se recordará, su precandidatura surgió tras varias dificultades de establecer un ganador en las frustradas primarias de la Gran Alianza Nacional (Gana).
El partido oficial, que surgió como una alianza de varios partidos políticos, pequeños en ese entonces, en torno a la figura de í“scar Berger, podría seguir el mismo patrón de los anteriores partidos oficiales.
Esto con referencia a que, desde que se dio la apertura democrática a inicios de la década de los ochentas, ningún partido oficial ha logrado repetir.
Lo que talvez pueda ser considerado como una «maldición gitana», tiene la siguiente patología: el partido oficial no puede repetir, lo cual se ha considerado como un voto de castigo.
El gobierno de la Democracia Cristiana de Vinicio Cerezo optó por el entonces canciller Alfonso Cabrera, quien apenas logró un tercer lugar en las elecciones presidenciales. Tras una interrupción por los desórdenes constitucionales de Jorge Serrano, en las elecciones celebradas durante el período del Partido de Avanzada Nacional (PAN), del entonces presidente ílvaro Arzú, no lograron repetir, dándole la oportunidad al gobierno del Frente Republicano Guatemalteco (FRG) de Alfonso Portillo; cuatro años después, el FRG debía salir del poder.
Además de ello, no ha de ser casualidad que los partidos que han ejercido el poder del Ejecutivo en los últimos veinte años, es decir la DCG, el PAN y el FRG, han tenido problemas incluso para encontrar candidato presidencial. De los tres, únicamente el PAN ha nombrado a su precandidato, debiéndolo buscar fuera de sus filas tradicionales.
De hecho, lo mismo se podría decir que ocurrió con la Gana, ya que Giammattei ha estado ligado con otros partidos políticos, aparte de que su candidatura se debió más a sondeos de opinión del momento, y no por su trabajo como activista del partido oficial.
No hay que olvidar que tanto la DCG como el FRG han tenido problemas para encontrar su precandidato, ofreciendo el puesto a otras personas, pero ninguna se ha interesado.
Este fenómeno podría deberse a que las estructuras tradicionales de los partidos políticos se forman en torno a una figura fuerte, o alrededor de un «caudillo», como se ha denominado popularmente.
Al ejercer la presidencia este «caudillo» del partido, y ante la imposibilidad de la reelección presidencial, los partidos se quedan con una ausencia de poder: la DCG sin Vinicio Cerezo; el PAN, sin Arzú; el FRG, sin Portillo ni Ríos Montt; la Gana, sin Berger.
Ausencia de líderes en general
El problema del liderazgo parece no es exclusivo de los partidos que han tenido ejercicio de poder en el Ejecutivo.
De los más de veinte partidos políticos que configuran actualmente el espectro actual, son pocos los que poseen ya un precandidato.
ílvaro Colom, de la UNE, Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, y Fritz García-Gallont, de los Unionistas, son los únicos precandidatos que han formado carrera dentro de sus partidos; los otros (Arredondo, Suger, etc.) han llegado de «colados» ante las ausencias de liderazgos.
Es por ello, probablemente, que las intenciones de la premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, quien goza de una buena imagen ante el común de los guatemaltecos, han despertado el apetito de al menos dos partidos políticos, Encuentro por Guatemala y la URNG-MAIZ, que no poseen verdaderos líderes que gocen de imagen reconocible a nivel nacional.
Partidos políticos y los precandidatos
Partido
Precandidato
Alianza Nueva Nación (ANN)
Pablo Monsanto
Centro de Acción Social (Casa)
Eduardo Suger
Gran Alianza Nacional (Gana)
Alejandro Giammattei
Partido de Avanzada Nacional (PAN)
Francisco Arredondo
Partido Patriota (PP)
Otto Pérez Molina
Partido Unionista (PU)
Fritz García-Gallont
Unidad Nacional de la Esperanza (UNE)
ílvaro Colom
Winaq
Rigoberta Menchú
Bienestar (Bien)
Sin candidato
Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG)
Desarrollo Integral Auténtico (DIA)
Encuentro por Guatemala (EG)
Frente por la Democracia
Frente Republicano Guatemalteco (FRG)
Los Verdes
Movimiento Reformador (MR)
Partido Libertador Progresista (PLP)
Partido Socialdemócrata Guatemalteco (PSG)
Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG)-Movimiento Amplio de Izquierda (MAIZ)
Unión del Cambio Nacional (UCN)
Unión Democrática (UD)