Recientes y confusos reportes de prensa nos anuncian de nuevo la intentona del Ejecutivo por aprobar la entrada en funcionamiento de la dadivosa iniciativa chavista de Petrocaribe. El señor Chávez es probablemente uno de los hombres más altruistas en apariencia que hemos tenido en Latinoamérica en los últimos años, y vaya que hemos tenido a cada populista que lo deja a uno perplejo de la tranquilidad con la que engañan a sus pueblos. Todo este supuesto altruismo no es más que medidas populistas que pretenden enmelar a los votantes para perpetuarse en el poder.
El invento de Petrocaribe es simplemente sensacional porque le permitía al difunto Chávez conseguir congraciarse diplomáticamente con muchos gobiernos de pequeños países que le representaban una fuerte unidad diplomática y política que funcionaba como una de sus piedras angulares en su política exterior.
Los farsantes de Otto y Roxana que hace poco tiempo gritaban encolerizados desde la oposición en contra de esta iniciativa, ven ahora una brillante oportunidad de hacerse con más recursos para seguir la piñata. Qué fácil venden sus principios cuando les toca gozar a costillas de otros. Lo cierto del caso es que el Ejecutivo de Guatemala ha tomado una pésima decisión desde cualquier punto de vista porque relacionarse comercialmente con el desprestigiado y agónico gobierno de Maduro no puede traer sino infortunios y desgracias para Guatemala. En marzo de 2012 escribí acerca de lo malo que podía ser para nosotros la incorporación al instrumento del Gobierno de Chávez, hoy 14 meses después, la situación solo ha cambiado para mal. Por un lado nuestro gobierno tiene ahora una mayor presión para cumplir con las expectativas presupuestarias de la recaudación y para cerrar el agujero que la brillante reforma fiscal ha traído consigo. Por el otro, el señor Maduro tiene una necesidad aún mayor que la de Chávez por sumar apoyo diplomático en cualquier parte del mundo, lo que resultará en un canasto de regalos falsos para quien le muestre apoyo por medio de este tipo de instrumentos.
Simplemente no es posible que después de las miles de líneas que se han escrito al respecto explicando las nocivas consecuencias que este nuevo engendro burocrático nos puede atraer, los señores del gobierno de Guatemala simple y sencillamente se hagan los sordos para castigarnos de nuevo.
Que quede claro por favor, los precios de los combustibles no serán distintos a los que tendríamos sin Petrocaribe. La deuda externa aumentará a mayor velocidad de la que ya preocupa actualmente. Los que financiaremos la piñata somos dos que no gozaremos en nada; el golpeado y raquítico pueblo venezolano y el golpeado y raquítico pueblo guatemalteco. Ninguno de los gobernantes y políticos que nos gobiernan están comprometiendo un centavo de sus bolsillos para llevar a cabo su medida populista. Claro que regalar lo que no es de uno es fácil. Y ayudar a llevar programas sociales a los más necesitados es una bonita causa, pero todo ese amor y profundo sentimiento filantrópico en pro del más necesitado es totalmente falso y pecaminosamente ruin cuando lo hacemos con el dinero de otros.
Lo único que haremos al entrar a Petrocaribe será darle más poder al Estado para que nos siga exprimiendo recursos por medio de una importadora público privada que seguramente atraerá al tipo de “empresarios” de los que ya estamos hartos. Es necesario que nos expresemos contra esta iniciativa que solo nos aleja del camino del desarrollo y lo debemos hacer hoy porque si lo permitimos solo saldremos del lastre después de mucho tiempo y recursos perdidos.