Factores externos han hecho que las previsiones de crecimiento para toda América Latina hayan sido ajustadas a la baja y eso significa que Guatemala tendrá menor crecimiento económico este año, lo cual no se puede dejar de comparar con el empecinamiento del Gobierno de seguir gastando de manera que nuestro déficit será mayor en comparación con el Producto Interno Bruto, consideraciones que la Junta Monetaria tuvo que tomar en cuenta al emitir opinión favorable al aumento de la deuda pública con la aprobación de los bonos de la infamia que consagran el pago de la deuda inmoral, ilícita y vergonzosa que se disfraza como una deuda flotante.
Una reducción de 0.3 por ciento en nuestro producto interno dispara de manera significativa su relación con el déficit fiscal, comprometiendo la meta que de manera ya muy liberal se han permitido los gobiernos con el visto bueno de las autoridades monetarias. En el caso de Guatemala, la baja de la recaudación fiscal, que en principio se atribuyó a que el anterior Superintendente de Administración Tributaria no estaba cumpliendo con sus obligaciones, es una muestra de que hay una reducción importante de la actividad económica en el país, puesto que los índices de evasión y contrabando se mantienen con los parámetros ya históricos.
Sin embargo, se ha pasado por alto esa realidad, se han cerrado los ojos a las condiciones imperantes porque reducir el gasto es reducir el negocio, reducir el trinquete y el pago de favores a los financistas. En las condiciones de nuestra gestión pública, donde no se buscan otros resultados que el tráfico de influencias y la corrupción, bajar el gasto es disminuir el negocio que es la razón esencial del sector político y por lo tanto es impensable que haya una política efectiva de contención del gasto porque eso sería contener la voracidad, la ambición y la corrupción que son el motor de todo negocio en el Estado.
Hemos venido alertando, desde antes que se redujera la calificación de crédito para Guatemala en al menos una de las calificadoras, sobre el peligroso manejo de los indicadores macroeconómicos y el abandono de lo que quedaba de disciplina fiscal que empezó a relajarse en gobiernos anteriores pero que ahora se perdió por completo. Hemos puesto el ejemplo de los países europeos sometidos a drásticas y brutales medidas de ajuste que se traducen en merma de la calidad de vida de sociedades con bienestar generalizado. Y también dijimos que un ajuste así en un país con la pobreza que hay en Guatemala sería fatal para muchísima gente. Pero evidentemente no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Minutero:
Si baja la producción
pero sube el endeudamiento
veremos que la nación
soltará un gran lamento