Y como diría Julio César: ¿Y tú también, Tico?


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Parafraseando a Julio César en la frase que le atribuye Shakespeare al ver que también Marco Bruto había conspirado contra él, ahora que vemos que el pueblo tico sale a la calle para protestar por la corrupción y las concesiones leoninas a empresas transnacionales, hemos de decir, con un enorme dejo de vergüenza que nos van dejando solos o, mejor dicho, que nos vamos quedando solos porque mientras en el mundo entero se toma conciencia de lo que significa la corrupción en perjuicio de los pueblos, aquí ya la vemos como parte del paisaje y la aceptamos no sólo como inevitable, sino como motor de la actividad económica.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


En Costa Rica el pasado martes se paralizaron actividades educativas en todo el país, los servicios de salud, la carga y descarga de los muelles, según reporta un cable de la agencia AFP. La razón fue el cansancio de la gente y su inconformidad por la forma en que se realiza una gestión pública que busca el beneficio de los funcionarios y de inversionistas privados debidamente conectados con el poder, pasando por alto el compromiso de asegurar el bien común. Llama la atención la mención de los puertos porque ocurre que ese se ha convertido en uno de los negocios más atractivos para cierto tipo de inversionistas que saben cómo hacerse de las operaciones portuarias a bajo costo para obtener enormes ganancias por las que tienen que pagar alguna mordida.

Este tipo de movimientos ciudadanos rompen con el formalismo político porque se trata de expresiones que cuestionan, en primer término, a la política tradicional que termina aconchabada en todas las formaciones para buscar el poder con las mismas intenciones malévolas de enriquecimiento personal, saqueo del erario y venta o piñatización de los activos nacionales. Obviamente el ciudadano tiene que buscar y encontrar otras formas de canalizar su expresión, sin tomar en cuenta a los partidos políticos porque éstos son parte del problema y por lo tanto no son útiles para plantear las soluciones.

Es un proceso lento debido a que no existe articulación de los distintos sectores y en muchos países han sido las redes sociales el instrumento para realizar convocatorias que llegan a ser importantes. En Costa Rica, según el cable de AFP, San José y varias ciudades sufrieron la paralización de la protesta popular. En Brasil ya está visto que el problema del precio del transporte fue apenas el catalizador para encender una mecha que pretende, en última instancia, reventar el sistema de profunda corrupción que se ha instalado en esa nueva potencia mundial donde los políticos han obtenido beneficios personales en perjuicio de la población.

Hace menos de un año me tocó ver en Nueva York una fuerte movilización de inconformes protestando en el corazón financiero contra las prácticas de Wall Street y la forma en que se apañaron los negocios financieros que provocaron el descalabro de la economía y pérdidas irrecuperables para mucha gente que perdió sus ahorros porque los confió a banqueros inescrupulosos que gozaron del apoyo de políticos para eliminar controles y barreras, de manera que se pudieran clavar el pisto ajeno.

En algunos lugares ha tenido impacto la expresión ciudadana de los inconformes mientras en otros países apenas si se convierten en  una molesta manifestación de malestar. Aquí, para fortuna de algunos, no ocurre ni una ni otra cosa porque no existen motivos de inconformidad como los que alientan a los pueblos en Costa Rica y Brasil en estos días. En esos lugares el pueblo siente que la corrupción es un enorme castigo y se rebela para reclamar transparencia y condenar a políticos y empresarios que se hartan en el plato de la corrupción.