El mercado de valores de Estados Unidos cerró ayer con una fuerte caída que coronó un difícil mes para Wall Street.
Las preocupaciones sobre la economía global y las ganancias de las empresas estadounidenses, así como la agitación en los mercados emergentes, arrastraron a los principales índices a su peor mes en dos años. Sin embargo, muchos inversionistas mantienen la esperanza de que los problemas de enero no se prolongarán al resto del 2014.
Incluso ven la desaceleración de este mes como algo saludable, dado que el mercado bursátil aumentó un 30% el año pasado.
El promedio industrial Dow Jones cayó un 5.3% en enero, su peor inicio de año desde 2009, mientras que el índice Standard & Poor’s de 500 empresas retrocedió un 3.6% a lo largo del mes y el tecnológico Nasdaq un 1.7%.
Ayer, el Dow cayó 149,76 puntos (0.9, para cerrar a 15,698.91 unidades, mientras el S&P 500 perdió 11.61 puntos (0.7%), a 1,782.57. El Nasdaq retrocedió 19.25 unidades (0.5%), a 4,103.88.
Los inversionistas comenzaron el año con un cierto grado de escepticismo y nerviosismo. El mercado de valores básicamente estuvo en alza a lo largo del 2013. El S&P 500 terminó 2013 con una ganancia de casi el 30%, su mejor año desde 1997.
«Ninguna cantidad de noticias negativas podía descarrilar el mercado el año pasado», dijo Jonathan Corpina, un operador de piso de Meridan Equity Partners en la Bolsa de Valores de Nueva York.
Pero ningún mercado bursátil puede estar siempre al alza.
Muchos inversionistas esperan que 2014 sea más confuso y volátil para el mercado. A finales del año pasado los estrategas esperaban que el índice S&P 500 consiguiera un modesto aumento de entre el 4 y el 6%, para acabar en el rango de entre 1,850 y 1,900 puntos.
Los inversionistas también esperaban más retrocesos este año y, posiblemente, una corrección, el término técnico cuando un índice bursátil como el S&P 500 cae un 10% o más. Hace tres meses, los analistas de Goldman Sachs dijeron que había una probabilidad aproximada del 60% de que se diera una corrección este año.
«La gente observó estas valoraciones del mercado de valores a principios de año con un grado de nerviosismo», agregó David Kelly, jefe de estrategias de mercado de JP Morgan Funds. «Una corrección probablemente sería saludable para el mercado».
Sin embargo, muchos inversionistas se vieron sorprendidos por la turbulencia de enero. Con una excepción, el Dow tuvo variaciones de tres dígitos en todas las jornadas de ese mes.
Aun así, con el S&P 500 con una baja de apenas 3.6% desde su máximo del 15 de enero, el retroceso es leve.
«Ha habido algunas noticias negativas por ahí — datos económicos, ganancias corporativas y lo que está sucediendo en los mercados emergentes–, pero no estoy convencido de que los titulares sean suficientemente malos como para ser un catalizador que nos empuje a una corrección», afirmó Corpina.
Wal-Mart, la cadena minorista más grande del país, dijo el viernes que las ganancias podrían estar en el límite inferior o por debajo de sus previsiones anteriores. También espera que las ventas en tiendas abiertas hace al menos un año no presenten cambios. La compañía había pronosticado que las ventas serían ligeramente más altas.
El pronóstico de Wal-Mart hace eco de los comentarios de Macy’s, Target, Best Buy y otros minoristas.
De las empresas que han reportado ganancias hasta el momento, 44 han reducido sus perspectivas para todo el año, mientras que 10 las elevaron, según los datos de FactSet.
A las preocupaciones sobre la economía estadounidense y los informes de ganancias se suman los problemas en los mercados extranjeros.
Las malas noticias en el extranjero comenzaron con China. Un informe reciente mostró que la actividad manufacturera en la segunda economía más grande del mundo se contrajo inesperadamente en enero. El informe se suma a otras señales recientes de que la economía china se desacelera después de años de enorme crecimiento.
Luego vinieron los problemas de divisas en mercados emergentes más pequeños, sobre todo Turquía, Sudáfrica y Argentina.
Los tres países vieron sus monedas caer con fuerza frente al dólar, mientras los inversionistas comenzaron a retirarse de los mercados emergentes y regresar el dinero a otros lugares del mundo con menos riesgos.