Walkiria (II parte)


Klaus von Stauffenberg  voló de regreso a Berlí­n ese 20 de julio de 1944 y fue informado que Hitler no habí­a muerto, que la conspiración habí­a fracasado y que el Fí¼hrer hablarí­a a la Nación a las nueve de la noche.  Las SS al mando del coronel S.S Otto Zkorzeny actuaban para capturar a los implicados.

Doctor Mario Castejón

 El maletí­n conteniendo la bomba en el refugio de Hitler fue movido inadvertidamente por el general Heinz Brandt y colocado detrás de una de las gruesas defensas que soportaban la mesa de roble de 1 ½ x 4 metros y este hecho salvó a Hitler, aunque Brandt y tres personas más murieron.  El no haber activado la segunda bomba fue salvador,  asimismo  que el sitio de la reunión no fue en el búnker como de costumbre sino en una pieza con diez ventanas abiertas, lo que atenuó la onda expansiva.  La falta de comunicación entre el lugar y Berlí­n a cargo del general Felgiebel, jefe de Comunicaciones del Cuartel General de Hitler, también parte del plan, impidió el seguimiento de la conspiración, a pesar que los mandos de la O.K.W. (Overkommando Wermacht) en el frente del oeste, generales Von Stupnagel y Von Valkenhausen -quienes habí­an sido convencidos por el mariscal Erwin Rommel, uno de los más altos lí­deres  quien  estarí­a a la cabeza de Alemania- habí­an iniciado ya la acción en Francia y Bélgica. 

El jefe de la Plaza de Berlí­n, general Von Hasse, también involucrado en la conjura, llamó  al comandante Otto Remer, a cargo de la Guardia Gross Deutschland, enterándolo de una conspiración, sin especificar más, intentando seguir adelante con el plan  y le ordenó controlar los ministerios y a las S.S.  Estando  frente al ministro de Propaganda J. Goebbels,  señalado como uno de los conspiradores, Hitler llamó a éste para informarle que seguí­a vivo, el incrédulo Remmer tuvo que escuchar su voz por teléfono, Hitler lo ascendió a Coronel y le otorgó la Cruz de Hierro, alentándolo para actuar rápido y sin piedad.  El plan habí­a fracasado pero  Stauffenberg decidió seguir adelante refugiándose en el Cuartel de las Reservas Militares en la Bendlerstrasse. Un grupo de oficiales del mando del general Friedrich Olbricht otro de los conspiradores, irrumpieron en el lugar y tras un tiroteo Von Stauffenberg fue herido y capturado.  Su Jefe inmediato el general Friederich Fromm  enterado de la conspiración aunque siempre vacilante, habí­a sido aislado profilácticamente en una pieza pero salió del edificio faltando a su palabra.  Fromm regresó más tarde  como uno de los fieles a Hitler indicando que un tribunal militar los condenaba a muerte.  El general Ludwig Beck  recibió un arma para suicidarse y habiendo fallado en el intento fue ultimado por uno de los hombres llegados con Fromm.  El general von Wiztleben que con Beck hací­an cabeza de la conspiración   se habí­a retirado antes del Cuartel de la Bendlerstrasse disgustado por el fracaso del atentado. 

 A media noche Von Stauffenberg  sacado al patio del cuartel y frente a los faros de un vehí­culo militar fue fusilado con su ayudante von Haeften y con los generales Hoepner, Olbricht y Mertz.  Estaba sereno, habí­a hecho su confesión con el Obispo de Berlí­n el dí­a anterior y enfrentó al pelotón de fusilamiento diciendo: «Viva nuestra amada Alemania». Al dí­a siguiente fue desenterrado por orden de Hitler para retirar de su guerrera  las condecoraciones. 

Las represalias posteriores fueron terribles  siendo inicialmente  asesinados más de mil de los conjurados.  Las ejecuciones y torturas filmadas fueron más tarde mostradas al Fí¼hrer y en ellas se podí­an ver los cuerpos colgados con ganchos de carnicerí­a.  Cerca de siete mil personas murieron al final incluyendo muchos por ser familiares de los implicados.  Nina von Stauffenberg fue internada en un campo de concentración en donde dio a luz a su cuarto hijo.

 Un caso especial fue el de Rommel, el Zorro del Desierto, quien habí­a sido herido en Francia y convalecí­a en su casa, cuando tres meses después, el 14 de octubre fue visitado por los generales Burgdorf y Meisel enviados por Hitler quienes le entregaron una cápsula con veneno diciéndole que tení­a como única opción el suicidio o esperar las represalias contra su familia.  Al despedirse Rommel le dijo a su esposa:  «He venido a decirte adiós, nunca aceptaré morir en la horca por un hombre como Hitler, no temo ser juzgado ya que puedo justificar mis actos».  Al optar Rommel por el suicidio el parte oficial dijo que habí­a muerto a causa de sus heridas y fue honrado con un funeral de Estado al cual asistió Hitler en primera lí­nea.  

Muchas veces he pensado que si Hitler hubiera muerto el 20 de julio de 1944 el mundo hubiera cambiado notablemente.  La rendición del Ejército alemán habrí­a sido con los anglonorteamericanos, el Ejército Soviético de Zukov no habrí­a tenido preferencia para entrar a Berlí­n, ni tampoco hubieran existido las dos Alemanias ni el muro que las separó.

 Para los entusiastas de las buenas documentales el Canal Discovery pasará este sábado una producción con un material excelente sobre el atentado del 20 de julio, la Operación Walkiria.  También los cines capitalinos están exhibiendo la pelí­cula Walkiria, una cinta bien ambientada aunque con un guión lento y algunas carencias en su contenido. A propósito de la cinta meses atrás recibí­ el material de una entrevista de la Revista Der Spiegel, una entrevista hecha a W. von Stauffenberg, el hijo del héroe, nacido en el campo de concentración, le preguntaron qué pensaba del  personaje de su padre encarnado por el actor Tom Cruise y respondió airado diciendo, que nunca un galán de la pantalla que pasaba la vida entre  frivolidades y amorí­os podrí­a representar con autenticidad a un hombre como su padre, un héroe que no vaciló en dar su vida por un mundo mejor.

 Para terminar yo creo que una cosa no quita la otra, el amor filial cegó al heredero del apellido Von Stauffenberg, ya que ni el actor ni la cinta ofenden su memoria, todo lo contrario.