La inusual prolongación de la época lluviosa, conocida como invierno en nuestro medio, está teniendo efectos tremendos para buena parte de la población, especialmente para quienes viven en lugares donde la saturación de humedad provoca deslaves y erosión del terreno, pero también hay daños importantes en la red vial y ayer por la tarde un derrumbe de colosales proporciones en una de las rutas más congestionadas del país, como es la salida de la ciudad hacia oriente, la llamada Carretera a El Salvador, generó un caos vial que se propagó por toda la parte sur de la capital y duró varias horas.
Este año ha sido un año relativamente benigno en el sentido de que no nos han afectado las tormentas tropicales que tanto daño causaron en México, situación por la que sin duda nuestro Presidente debe estar igualmente de triste que por el fracaso de los futbolistas mexicanos. Pero el invierno normal es suficiente para desnudar las carencias de nuestra infraestructura y la vulnerabilidad del país frente a los desastres naturales, especialmente por el impacto que ha tenido la deforestación y el descuido de las cuencas hidrográficas, lo que se traduce en deterioro de la calidad de los suelos que sufren constantes deslaves.
La pésima calidad de nuestras carreteras se pone en evidencia cuando hay derrumbes porque los taludes quedan sin ningún tipo de tratamiento y los constructores abren la brecha y no ponen ninguna atención a las condiciones que quedan en el terreno. Que vean las autoridades cómo limpian los derrumbes, parece ser la consigna, porque aun en las carreteras más nuevas, más concurridas o más costosas, se observan descuidos que al final causan esos deslizamientos de enormes cantidades de tierra.
Desafortunadamente no hay solución a la vista porque la obra mal hecha, hecha está y en consecuencia no nos queda sino soportar la ineficiencia y pagar, como sociedad, el costo de la corrupción en términos de vulnerabilidad. Aparte están las condiciones propias de la pobreza que obligan a mucha gente a edificar precarias viviendas en lugares peligrosos y el comportamiento irresponsable de quienes construyen de manera formal sin licencias municipales y quedan expuestos a las consecuencias del clima.
Sabiendo que tenemos esas deficiencias, mayor es la importancia de la entidad llamada a reducir el impacto de los desastres y tiene que haber planes de reacción inmediata para evitar colapsos como el que se vivió ayer por la tarde en la ciudad por un enorme derrumbe en la periferia urbana. Las redes de información no funcionaron rápidamente para alertar a los automovilistas y ayudarlos a encontrar rutas alternas.
Minutero:
¿Cree usted, guatemalteco,
que la ley de transparencia
va a terminar la indecencia
o es un chiste de huiteco?