¡Oh salve, Patria, para mí querida! Mi dulce hogar, ¡oh salve, Guatemala!
Como egresado de la Universidad Rafael Landívar, miembro de la primera promoción, he considerado adecuado iniciar la presente opinión con el título y la primera estrofa del poema de este insigne poeta.
jfrlguate@yahoo.com
En septiembre son numerosos los países que en América Latina celebran la fecha de su emancipación del reino de España; México, Chile, Argentina, Venezuela pueden rememorar las luchas, los sacrificios, las gestas y las victorias con que sus próceres y libertadores lograron su independencia.
Centroamérica, por el contrario, plasmó el término de la subordinación a la Corona española de una forma poco trascendental, al punto que el primer Presidente de la que fuera la Capitanía General, don Gabino Gainza, fue en Chile uno de los últimos generales españoles que pelearon en contra de la independencia de ese país. Puede ser que el escaso costo, el limitado esfuerzo sea parte de la razón por la cual nuestra nacionalidad, comparativamente con México, Chile y varios otros países, sea mucho menos sentida, mucho menos definida.
En Centroamérica y particularmente en Guatemala debe evaluarse y establecerse un programa de recuperación de identidad. En los últimos años vemos la precariedad con que se celebra el 15 de Septiembre, ello debe de preocuparnos. Si no fomentamos las raíces, la nacionalidad, cualquier viento derribará el árbol de nuestra identidad por carecer de sustento.
Con envidia debemos de observar la forma en que en México se celebra el «grito de independencia», lo mismo podemos decir de la forma en que los chilenos, a través de sus fondas populares, celebran esas fechas patrias.
Los gobiernos deben de hacerle notar a los activistas que cuestionan, ya no digamos impiden o agreden los desfiles cívico militares, que esa acción no contribuye a superar los dolores y errores del pasado. Qué culpa, qué responsabilidad pueden tener los jóvenes cadetes de la Escuela Politécnica o de los institutos cívicos militares Adolfo V. Hall que con entusiasmo y respeto desfilan el día 15 de Septiembre, si la mayoría de ellos no habían nacido o eran niños cuando se concluyó el conflicto armado que nos enfrentó y laceró internamente durante 36 años. Cómo podemos inculcar a los educandos que integran las escuelas públicas y privadas de primaria, secundaria y diversificado si no los estimulamos a participar, celebrar el 15 de Septiembre.
«Feo el muchachito, pero mío». Centroamérica y Guatemala deben intensificar sus esfuerzos para compartir, resaltar y fortalecer nuestra identidad. No podemos fomentar la división, la balcanización. Si buscamos raíces al decir que los quichés, cakchiqueles, quekchíes y todos y cada uno de los pueblos indígenas tienen raíces mayas, con mayor razón debemos de fomentar e insistir en que los que nacimos dentro del territorio de Guatemala somos guatemaltecos.
La semilla está ahí, evidencia de ello es que media vez nos encontramos fuera del territorio nacional, nuestros connacionales se unen, celebran con mucho más intensidad, con mucho más identidad el 15 de Septiembre. Afuera todos decimos que somos chapines, guatemaltecos, hombres de maíz. Nadie se queda atrás, todos juntos marchamos hacia adelante.