De momento decisivo en la historia, califica el editorial de La Hora (30-9-09), la elección de magistrados a la CSJ y Salas de Apelaciones. Así las cosas, los diputados votaron por los tachados en la lista de la CICIG. Y el trabajo de Comisiones de Postulación, ante la presencia de la sociedad civil se vino al suelo al instante.
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La ciudadanía pensante avizoraba tales resultados y jamás fue proclive al espejismo y sus líneas de relación. Sus exigencias distaron de desmesuradas, tampoco actitudes esquivas, al contrario pretendieron dar paso a sonoridades tanto tiempo anheladas. Pero lo goloso de poderes ocultos que tienen en la palma de la mano el sistema, ganaron.
Las expectativas de rigor, al margen de la modorra cajonera vislumbraron con legítimo derecho tener la posibilidad del cambio. Mismo en todo sentido, de gente nueva, desligada al esquema vigente, dispuesta a erradicar por completo los renglones torcidos, que tanto daño ocasionan al amañar la impunidad en el marco de la justicia.
En resumidas cuentas, quizá del Gran Capitán, a propósito de dicha elección con aires de ventolera, es lamentable la pérdida de tiempo y trabajo en aras del cumplimiento de la ley de postulaciones con otro cariz. A nadie escapa, puesto que su quehacer fue público, como hubo dedicación y empeño por darle rumbo distinto al evento.
Al menos hubo protagonismo dispuestos en mayoría de reencausar las sendas en el marco cotidiano del orden que atañe a la dama de los ojos vendados. Tiempo de sobra es ya que tienda su faz sobre el suelo nacional, con distinta visión. Sobre todo con ánimo de entrega al servicio de la Nación, antes que ser alfombra eterna, sin pactos.
Analistas de ñeque y amplios conocimientos de la materia, hay que consignar en los presentes renglones no comprometidos, el hecho sin sometimiento alguno previó ciertas cosas. Desde las comisiones de Postulación empezaron los errores, a tiempo de incluir en esos listados, a personas con el calificativo de oscuros, ajenos al espíritu del mecanismo.
Ahora, tras la experiencia en mención de sabios metidos en concha, adquiere vida dicho mecanismo. Conviene, o no, seguir bajo tal alero que no bullanguera de feria. Evaluar en forma objetiva, a título de final la actividad de urgente y necesario en futuras ocasiones. Equivalente al período del desempeño del organismo estatal.
Por otro lado, en modo alguno puede ser la elección legislativa una enorme sorpresa, ni cosa parecida, capaz de hasta la pérdida de sueño. Es consecuencia directa y constante de cuanto se cocina en aquel organismo, siempre en el ojo del huracán. Otra edición bajo la misma tendencia tendrá lugar cuando menos se espere.
Queda de manifiesto una vez más la actuación de espaldas a la ciudadanía de los diputados al Congreso de la República. Situación que viene desde remotos tiempos, según lo apuntan historiadores y lo corroboran también al pie de la letra los habitantes desmoralizados por ese desempeño. Las esperanzas carecen ya de asidero y punto.
Nuestras generaciones recibimos retopadas en el hígado, aún más, en nuestras conciencias defraudadas una y dos y más veces. En vano resultan los esfuerzos y voluntades con mirage de mejoras relevantes, por lo visto huidizas. Al menos que nuestros relevos generacionales consigan al final del túnel del tiempo algo que no veremos nosotros.
De jornadas cívicas, reitero decisivas e históricas vemos la condición inconsistente y generadora de criterios encontrados realizados. La decisión en pica de Flandes la toma siempre el Congreso, nos guste, o no nos guste. De consiguiente, asumen sobre sus espaldas la responsabilidad, de ordinario muy equivocada.