Todos en la ciudad acudimos de forma puntual a ejercer el voto. Sin saber que todo estaba ya guisado y servido. Me refiero en los departamentos más lejanos de la capital. Más allá de los Cuchumatanes.  Donde todavía se comunican los dioses con tambores y las montañas cubren las mañas. Donde los volcanes escupen su furia.  Más lejos todavía.  Donde las nubes cubren con sus alas la fauna y flora. Allí. Donde los artículos de lujo son las sombras y los destellos reflejados en los lagos. Donde pasean los gringos buscando máscaras para taparse la cara y pintarse la nariz de blanco éxtasis.  En esos lugares sagrados para nuestras etnias y motivo del turismo ecológico europeo y asiático. Fue donde mancharon sin misericordia las papeletas ya marcadas, compradas con el hambre de nuestros hermanos más remotos. Aquellos olvidados por la Nueva Evangelización de la Religión Católica, Apostólica y Romana que, a sangre y fuego fustigaron sus cansados cuerpos por una lucha perdida ante el rubio enemigo que desembarcó con más frivolidad que preocupación por el porvenir de aquellos habitantes de las frondosidades jamás relatada por sus cronistas, que hicieron de la conquista una fábula; aterrorizados por lo que sus mentes no pudieron procesar ante aquellos criminales compatriotas. A toda esta vorágine podemos añadir la  miseria en que se encontraban por la carestía de lluvia que en aquellos días calurosos y faltos de frutos que la Madre Tierra les negaba. Así de perdidos se encontraban a la llegada de los conquistadores. Pero vean ustedes cómo la historia se repite con los gobernantes que de nuevo están llevando a los mismos habitantes de hace 500 años en una violencia y frenesí hasta el confín de sus ambiciones. Pero bueno, aquello del descubrimiento y conquista eran dos razas diferentes. Lo grave de hoy en día es que es la misma sangre. Lo único que importa es comprar el estómago que hoy chilla; eso no es llevar el progreso. ¡No vayamos tan lejos! Un triste chorrito de agua entubado haría la diferencia. Ya no digamos una escuelita con maestro incluido por supuesto y ¡Qué dicha añadiría un puesto de  salud! ¿Para qué? Si con una bolsa de granos tienen y deben de ser racionados para que dure la plata a las próximas elecciones. Ya después veremos si les añadimos huevos o si ya no es necesario seguirlos «maiziando».   Dádivas que son entregadas a los más desfavorecidos con los impuestos de los contribuyentes. ¿O será que me equivoco? Porque de ser cierto, que no sale de allí. ¿De dónde? Que yo sepa Pablo Escobar ya murió.
¡Pero Cali y Medellín siguen vivos!  Y México es el camino.