Voces contra la impunidad


«Nosotros no asesinamos, nosotros matamos.»

Declaraciones de Efraí­n Rí­os Montt en la pelí­cula «La Isla»

En España, la derecha se ha unido para impedir que el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, se inmiscuya en los crí­menes cometidos durante la larga dictadura fascista de Francisco Franco. Ni la apreciada «primermundez» ni la democracia instalada en este paí­s del Viejo Continente hace poco más de tres décadas, parece ser garantí­a suficiente para combatir la impunidad sobre las desapariciones, torturas y asesinatos de miles de personas cometidos por manos militares durante el franquismo. En total, suman 114 mil 266 las ví­ctimas cuyos casos Garzón pretende investigar. Pero lo han parado. El juez del Tribunal Supremo, Luciano Varela, acusa a Garzón de prevaricato.

Ricardo Ernesto Marroquí­n
ricardomarroquin@gmail.com

Según Varela, haciendo eco de los argumentos de los grupos españoles de ultra derecha «Manos Limpias» y «Falange», Garzón ha cometido delito al declararse competente de investigar la responsabilidad de los crí­menes cometidos durante la dictadura. Supuestamente, la Ley de Amnistí­a, aprobada en España en 1977, impide dilucidar estas responsabilidades como garantí­a de protección a los represores.

La amnistí­a, esa coraza que ha servido de excusa para el silencio y el olvido, fue el escudo de los aliados de la represión y de la impunidad en Chile y Argentina, cuando Garzón, apelando al derecho internacional, inició el proceso contra el golpista, dictador y represor chileno Augusto Pinochet, y en contra de varios militares argentinos de la misma cepa.

De la misma manera sucede en Guatemala cuando se intenta hablar sobre los crí­menes cometidos por los aparatos de seguridad del Estado durante el conflicto armado interno. Acá, no son necesarias organizaciones con nombres rimbombantes de ultra derecha para argumentar a favor de la impunidad; acá, las cámaras de televisión, los micrófonos de radios y los espacios de opinión están puestos y a disposición de quienes dicen que importan más los muertos de ahora que los del pasado, como si el dolor del asesinato pudiera desaparecer con el transcurso de los dí­as.

El discurso del perdón y de «liberar el corazón del pasado» se ha naturalizado de tal manera, que se reciben más crí­ticas en contra de quienes intentan exigir justicia por los crí­menes de lesa humanidad cometidos durante las tres décadas del conflicto armado interno, que en contra de quienes apelan a la impunidad y a la aplicación de la «mano dura».

Por ello, es importante el esfuerzo que se realiza desde cualquier espacio para dar a conocer que en Guatemala se secuestró, torturó y asesinó, y que estos crí­menes fueron una polí­tica de Estado aplicada por los gobiernos militares de turno, a través de la Policí­a Nacional, el Ejército y las fuerzas paramilitares, financiada por las élites económicas y empresariales, y entrenada por los aparatos de inteligencia del gobierno de Estados Unidos.

Un aporte para la recuperación de la memoria histórica en nuestro paí­s es «La Isla», de Uli Stelzner. En esta pelí­cula el cineasta alemán nos muestra un recorrido por el contenido de los archivos de la Policí­a Nacional, descubiertos en el año 2005 en el edificio donde funcionó el Sexto Cuerpo a partir del gobierno de facto de Efraí­n Rí­os Montt.

Así­, frente al discurso que niega los crí­menes y la necesidad de la justicia, Stelzner se atreve a mostrarnos que existen pruebas contundentes sobre la responsabilidad de las instituciones del Estado sobre estos hechos. Esos papeles, escritos por las manos de los represores, que contienen fotografí­as de las ví­ctimas, fechas y mecanismos de terror, tienen la oportunidad de voltearse a favor de la construcción de la paz.

En Guatemala, a través del olvido y del silencio, intentan hacernos creer que la democracia se construye sobre la base del olvido y nos niegan la justicia; en España, Garzón, el juez que ha investigado los crí­menes de los represores, puede ser suspendido de sus funciones durante veinte años por no aceptar plegarse a la impunidad… pero existen otras voces que es pertinente escuchar, como las de Stelzner, que nos recuerdan que acá hay muertos como consecuencia de la represión; muertos que importan y mucho.