Vladimir Putin me recuerda a Pedro el Grande.


La revista Times eligió al Presidente de la Federación Rusa Vladimir Vladimirovitch Putin como el personaje del año, según su director Richard Stengel fue debido al extraordinario liderazgo de Putin quien recibió un paí­s hundido en el caos y lo llevó a la estabilidad. Dice Stengel que con Putin ha nacido un Zar, un Emperador, y yo agregarí­a que un gran protagonista del siglo XXI como Pedro el Grande lo fue del XVII al sacar a Rusia del oscurantismo y lanzarla a la modernidad llegando a ocupar un papel de primer orden en el mundo de aquel entonces. Rusia habí­a salido del mapa mundial cuando apareció Putin quien la volvió a colocar en ese tablero del ajedrez de las grandes potencias. Este nuevo Zar al estilo moderno le impuso estabilidad a una nación que raramente la habí­a conocido en los últimos cien años.

Doctor Mario Castejón

Cuando se habla de la distinción de Putin por la revista Times se debe aclarar que el galardón va dirigido a aquellos personajes que han marcado al mundo el año que termina, no es necesariamente honorí­fico, señala aquellos hombres que trascienden para bien o para mal y así­ al igual que Einstein y Churchill han pasado por sus carátulas figuras controversiales como Stalin y Adolfo Hitler. El editorial del Times señala que Putin no es un boy scout ni un demócrata al mejor estilo de occidente, sin embargo representa en todo la estabilidad que a su vez implica permanencia. Con esto Putin anunció que se convertirí­a en Primer Ministro en el año 2008 si Dimitri Medvedev su protegido gana las elecciones, con lo que su presencia en Rusia va para largo.

El efecto Putin como dice el editorial del Times ha sentado a Rusia en la mesa del poder mundial al elegir el orden por encima de la libertad lo cual es un ejemplo de meditar para muchos paí­ses incluyendo a los tercermundistas como Guatemala. Lo anterior no es el deseo aberrante de hacer comparaciones con paí­ses emergentes o democracias incipientes, ya que Rusia es el paí­s más extenso del mundo, es poseedor del mayor arsenal de armas de destrucción masiva y el segundo productor de petróleo después de Arabia Saudita, es además un pueblo educado en valores y tradiciones en donde caben razas y subculturas y no lo que la propaganda antisoviética nos vendió por muchos años.

Algunos rasgos de Putin y sus circunstancias me hacen recordar a otro Zar, un Emperador al viejo estilo, el creador de la nueva Rusia Pedro el Grande, quien concibió San Petersburgo en 1703 heredando su nombre pasando a ser la ciudad emblemática de esa nueva Rusia. Erigió palacios y monumentos que han trascendido a los siglos robándole terreno a las ciénagas vecinas al Neva y la hizo capital del imperio en 1807.

Como Pedro el Grande, Vladimir Putin abrió Rusia al comercio con occidente y con el resto del mundo completando el paso inicial de Boris Yeltsin su mentor en una forma contundente. Pedro dedicó años a viajar por Europa con el afán de trasladar a Rusia lo grande de cada Estado y nación obligando a la modernidad en distintos órdenes. Introdujo como obligatorio al cambio de la indumentaria rusa tradicional hacia la manera de vestir de occidente en favor de la belleza femenina caracterí­stica de aquella mezcla de razas, además de permitir a las mujeres descubrirse el rostro y socializar costumbres prohibidas por la usanza antigua. Igual que Putin, Pedro el Grande se dio cuenta que no podí­a prescindir de un Ejército tecnificado y vio la necesidad de construir una armada para equipararse a las grandes potencias, esto le permitirí­a asegurar la integridad territorial y el comercio con paí­ses vecinos como China y Japón además del resto de Europa.

La ciudad construida por Pedro, San Petersburgo, proyectada por el arquitecto francés Leblond fue la misma ciudad con el nombre de Leningrado en donde nació Putin en el año de 1952. San Petersburgo fue protagonista de la Revolución Rusa como sede del Palacio de Invierno residencia del zar Nicolás y desde sus muros fue también testigo de la rebelión de los marineros del crucero Aurora anclado en el Neva en apoyo a los alzados para obligar a la posterior dimisión del Zar.

Rusia se fue conformando con la anexión de territorios y de repúblicas a través de los siglos hasta llegar a constituir un inmenso imperio que anexionó paí­ses vecinos que hoy de acuerdo a las tendencias democráticas han sido restituidos para ser gobernados por sus connacionales. Este es el caso de Ucrania ?la llamada Rusia blanca- cuya capital Kiev originalmente parte de Polonia no forma parte de la Federación Rusa. La historia de Kiev la he hecho parte mí­a desde que mis ancestros paternos la familia Loutsky de allí­ provienen.

Mis ancestros fueron una familia de la burguesí­a en aquel momento que precedió a la primera revolución de 1905 y mi bisabuelo materno fue Gobernador de Kiev o algo parecido. Hay una fotografí­a suya de blanco uniforme con sable a la cintura luciendo una figura imponente, se llamaba Sergio Ivanov. Su hija Olga se casó con un Loutsky y juntos emigraron por razón desconocida a Inglaterra en 1905. Mi abuela Ludmilla Loutsky Ivanov se ganó la vida como institutriz en Londres llegando después a Guatemala, una educadora que se comunicaba en cinco idiomas y murió durante la epidemia de gripe de 1919. (Continuará)