Vivimos en “glocalidades”: Joshua Meyrowitz


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Intelectualmente hablando, fue Edison Otero, ese gran filósofo chileno de la comunicación, quien me presentó a Meyrowitz, profesor en la Universidad de New Hampshire, uno de los teóricos de la comunicación, que ha hecho una reinterpretación fascinante de la obra de Marshall McLuhan. Aquí presento una ínfima parte de su pensamiento… para reflexionar, extraídos de su libro: No sense of place. The Impact of Electronic Media on Social Behavior

Ramiro Mac Donald


En estos momentos estamos viviendo en una “estepa digital”,  única en la historia. Toda la vida social ha sido alterada, cambiada, transformada por la comunicación… al grado que ya no existen límites físicos; se han borrado fronteras, nos hemos saltado las distancias. Ya no solo viajamos por carreteras, ahora nos juntamos para comerciar, dialogar o compartir, digitalmente. Hoy, que existen nuevos canales de comunicación, nos hemos convertido en otro tipo de personas, aunque muchos no se han dado cuenta de la importancia que esto tiene, puesto que esas fronteras físicas de que hablamos –pero también las sociales y culturales, las políticas y económicas–  se han hecho porosas… inclusive han dejado de funcionar; sí, han dejado de funcionar realmente en algunos casos, lo que ha generado impactos profundos en las sociedades. Hay un cambio verdadero en los márgenes de todos los sistemas, de todas las organizaciones conocidas. Y eso transita por cambios dramáticos en “nuestros sentidos de lugar, identidad, tiempo, valores, ética, etiqueta y cultura” confirma Meyrowitz. Cito otra frase hermosa de este pensador: “muchas cosas parecen ser las mismas, y sin embargo, todo, casi todo ha cambiado de alguna forma”. Lo físico y lo funcional nos hacen tener sentimientos contradictorios, en esta primera década del siglo XXI.

Contradicciones de esta época, Meyrowitz señala muchas. Por ejemplo: distinciones más tenues entre aquí y allá; ahora y por venir, entre público y privado, en esferas masculinas y femeninas; experiencia adulta e infantil, entre dirigentes y ciudadanos corrientes; entre oficina y hogar, entre trabajo y ocio, entre usuarios y productores; entre noticias y entretención; entre géneros en los medios; entre simulado y real; entre copias y originales; entre experiencia directa e indirecta; entre biología y tecnología y entre marginal y mayoritario.

Un ejemplo que vivimos a diario, reitera Meyrowitz: los dirigentes de hoy, diputados, presidentes, ministros, quieren ser o parecer ciudadanos comunes y corrientes. O quieren actuar como lo hacen los presentadores de televisión, hasta tienen sus programas. En tanto, los ciudadanos de a pie, quieren participar de las discusiones nacionales e internacionales, en todos los niveles y órdenes.  En el nivel macro, señala este autor, el mundo se ha hace más homogéneo.  Hay una separación y una unión, en formas nuevas. Los niños quieren ser adultos…y los adultos, ansían, sueñan con volver a ser niños. La gente trabaja más en sus horas de descanso, hasta en la playa… y en el trabajo manipula juegos, correo electrónico y navega todo el día en la red, como si estuviera retozando. Algunas cosas no nos gustan, pero están pasando.

Esta confusión en el nivel macro, viene a ocasionar una fragmentación en el nivel micro. Estamos viviendo un renovado concepto de vivir entre grupos de distinto sexo,  edad y nivel de autoridad, hacia la integración de experiencias comunes, en un ambiente de posmodernismo, y de nuevas opciones que buscan reconocimiento entre necesidades e idiosincrasias, según el planteamiento de Meyrowitz. Estamos viviendo las “glocalidades”, que permiten transitar espacios viejos, con tendencias globales, novedosas… ciudades antiguas se modernizan y las nuevas buscan crear situaciones únicas en tendencias y conciencias globales. En resumen: macro-integración y micro-segregación.  ¿Interesante, no? Reflexiónelo con amigos y familiares. Glo (de global) local… es lo nuestro. Hoy todo está integrado, lo local con lo global.