Martha tenía más de un año de haberse divorciado. Ella vivía con sus dos hijos, menores de edad, en el domicilio donde compartió por casi cuatro años con su ex pareja, quien la había violentado desde el inicio de su vida en común.
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Luego de la separación, la relación se tornó más complicada. Una tarde, Martha se trasladaba en su auto cuando un hombre le detuvo el paso y le acertó dos disparos en el rostro. La mujer sobrevivió casi de milagro y hubo que reconstruirle el rostro.
Ella, igual que la mayoría de mujeres que es violentada, generalmente por su pareja, no concebía la idea de que ésta fuese capaz de atacarla con el objetivo de acabar con su vida. Muchas consideran que el agresor solo intenta «asustarlas».
La doctora Aída Saravia, coordinadora del Centro de Apoyo Integral para Mujeres Sobrevivientes de Violencia (Caimus), ubicado en el centro de la capital, advierte que un gran porcentaje de las mujeres que sobreviven a este tipo de relaciones no saben identificar las diversas formas de agresión a las que están sometidas.
La doctora indica que ellas comúnmente, no reconocen la violencia sicológica o la violencia económica.
«Muchas dicen: «í‰l es bueno, solo que no me quiere dar gasto. Yo trabajo y si le pido dinero se enoja».
También hay hombres que son indiferentes, no les hablan, las ignoran, esto es mas difícil de identificar», asegura.
Por tal razón, Saravia asegura que el propósito que buscan en los Caimus, es empoderar a las mujeres, para que ellas reflexionen sobre su situación y evalúen las consecuencias que les implica mantener ese tipo de relación y puedan tomar su propia decisión.
Hogares citadinos violentos
De enero a septiembre de este año, el Caimus del departamento de Guatemala registra una población de 361 mujeres sobrevivientes de violencia que han llegado primera vez. Según Saravia, en el mismo período el personal del Centro ha realizado unas 5 mil acciones de apoyo a las usuarias.
El porcentaje más alto de beneficiarias está conformado por mujeres bastante jóvenes, de entre 20 y 30 años, seguidas de quienes oscilan entre las edades de 31 a 40 años. Ambos grupos ocupan al menos el 75% de la población atendida, que llega de las zonas periféricas al centro de la ciudad.
Saravia comenta que también han acogido a mujeres menores de 20 años, quienes generalmente han sufrido abusos sexuales. «El patrón que hemos detectado es que son adultos quienes las han inducido a este tipo de comportamientos y las manipulan», refirió.
El Centro también ha resguardado población procedente de los municipios cercanos a la capital como Villa Nueva, Mixco y Villa Canales.
Surgen los Caimus
El Grupo Guatemalteco de Mujeres (GGM) inició con este tipo de ayuda para las mujeres desde 1991.
Instaló el primer albergue en 1997, sin embargo, este funcionaba con apoyos voluntarios de mujeres que formaban la institución o de gente solidaria.
Luego se buscó que el Estado asumiera este trabajo. Actualmente reciben un presupuesto de Q8 millones del Ministerio de Gobernación, cuyo monto debe distribuirse entre los cuatro Caimus, ubicados en Quetzaltenango, Escuintla, Baja Verapaz y el de Guatemala-; sin embargo, este monto es insuficiente, por lo que cada espacio busca un financiamiento privado, de donaciones o cooperación internacional.
Las mujeres que decidan buscar ayuda cuando son violentadas podrán encontrar asesoría en las áreas de Atención inicial; cuando llegan por primera vez son escuchadas y reciben una explicación sobre las opciones de asesoría que brinda el Centro. Asesoría legal. Apoyo psicológico. Apoyo social. Atención médica. Grupos de autoayuda. Albergue temporal.
Para mayor información contactar a los teléfonos en Guatemala: 2250-0235, 2230-2674 o al 4515-2566. El Centro está ubicado en 2a. calle 9-49, zona 1.