Vivencias del internado


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Ocupan en mi memoria vivencias cuando se fundó el internado del Instituto Normal Mixto del Norte, Cobán. Un grupo de adolescentes de ambos géneros ganamos una beca en el concurso de rigor; ocupamos la vivienda propiedad del director, profesor Óscar Sierra, cercana al estadio Verapaz, entre un ambiente saturado de oxígeno. Féminas en otro espacio del mismo plantel.

Juan de Dios Rojas


De inmediato se conformó una cordial amistad y auténtico compañerismo. Asumimos compromiso de cooperar adquiriendo nuestro dormitorio consistente en camas y catres. Después y ante el crecimiento posterior de becados el Ministerio envió buena cantidad de esos muebles de hierro, largas y angostas, dejadas por soldados americanos de la base militar de La Aurora.

Nuestra ropa sencilla, pero decorosa (no uniforme) vestíamos a diario, sin complejos de ninguna clase. Nuestra familia apostó a que tuviéramos un traje formal para grandes ocasiones, incluso corbata. Zapatos tenis y de futbol a los aficionados al deporte y sus ramas, ganando con el tiempo la calidad de verdaderos ases en competencias diversas, a nivel nacional y local.

Obtuvimos durante cinco años que duró la carrera magisterial, un cúmulo de sanas y formativas experiencias. Tales como disciplina de convencimiento, a un gobierno escolar, valores humanos perdurables; buen trato interpersonal, los mejores esfuerzos por mantener el prestigio del plantel, respeto y amor a la patria, honestidad y transparencia, términos ahora dichos vanamente.

También mantuvimos el ideal de aprobar todas las asignaturas, a sabiendas que conforme el Reglamento respectivo, había que aprobarlas en la evaluación por cuanto reprobar algunas al final significaba la cancelación de la beca de estudios invariablemente. Nuestro empeño lo consiguió positivamente, a base de completa dedicación y entrega a título de meta coronada totalmente.

Asimismo, valoramos la honda calidad profesional de nuestros catedráticos en general, a quienes consideramos auténticos paradigmas que influyeron en demasía en nuestra formación personal, orgullo de tener maestros dignos, conscientes y de vocación ostensible. Con frecuencia los evocamos con nostalgia. Una flor sobre su tumba y la de condiscípulos que se nos adelantaron.

Los cinco años de nuestro paso por aquel inmueble, «Casa de Ubico» expropiada tras la Revolución octubrista, situada en la antigua, calle de Minerva. En el gobierno ydigorista fue trasladado el Instituto con sus rastas y pomadas al nuevo y moderno edificio en las goteras de Cobán, junto a similares dependencias en la finca Chimax, nacionalizada -y en toda su dimensión.

He aquí nuestras procedencias «Juventud divino tesoro, te vas para no volver», pensamiento real rubeniano. Ciudad Flores, Petén; Cobán, San Cristóbal Verapaz; San Juan Chamelco, Tactic, Alta Verapaz; Salamá, San Jerónimo, Rabinal, Baja Verapaz. En subsiguientes años los internos alcanzaron dimensiones considerables, a punto de ocupar varios inmuebles cercanos.