La política exterior de los Estados Unidos sigue siendo un ejemplo perfecto del “paradigma realista” como estrategia para mantener el poder en la región y el mundo; no obstante y cada vez más pujantemente Rusia y China no se la ponen tan fácil.
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Desde el inicio del gobierno de Otto Pérez Molina, Guatemala ha sido “honrada” con las visitas de altos funcionarios de Estados Unidos, las cuales no son precisamente para tomar unas vacaciones, sino siempre tienen el objetivo de somatarle la mesa a los gobernantes y llamarles la atención sobre temas específicos que se han vuelto preocupación para Washington.
Es común que los Secretarios de Estado de EE. UU, quienes manejan la agenda exterior, realicen viajes, por ejemplo, a países del Medio Oriente, cuando existen riesgos de una escalada en los conflictos bélicos, la exacerbación de los mismos o bien un nuevo reordenamiento geopolítico en la zona como por ejemplo se ha dado en los últimos días con la posible división de Irak, en donde John Kerry probablemente se hará presente para revisar la situación.
Sin la presencia de grupos terroristas (al menos de la misma naturaleza), o conflictos bélicos de la magnitud de los que aquejan a los medio orientales, Guatemala ha recibido en el espacio de 30 meses del gobierno de Pérez Molina, a varios de los funcionarios más importantes de Estados Unidos con el objetivo de abordar (afirmar que es para “discutir” sería irreal) algunos temas estratégicos.
William Brownfield, Subsecretario de Estado para Antinarcóticos y Seguridad, visitó el país en dos ocasiones para hablar sobre el tema de la política de drogas, mismo tema que convocó a John Kerry, Secretario de Estado, para hacerse presente en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), llevada a cabo el año pasado en la Ciudad de Antigua, quien se hizo acompañar además de Brownfield, por Gil Kerlikowske, el “Zar antidrogas” Director de la Oficina Antidrogas de la Casa Blanca, Roberta Jacobson, Secretaria de Estado Adjunta para Latinoamérica y Carmen Lomellin, embajadora de Estados Unidos ante la OEA.
En los próximos días, Pérez estará reuniéndose con el vicepresidente estadounidense Joe Biden para analizar desde una perspectiva más amplia, el complejo problema en que se ha convertido la migración de menores hacia el país del norte.
Y es natural además de muy necesaria esta interacción entre funcionarios cuya responsabilidad es la conducción de naciones que no pueden ser concebidas como unidades ajenas a una realidad internacional colectiva, afectados por una posición geopolítica determinada y con intereses específicos por defender.
Sin embargo, estas visitas pueden ser tan importantes como irrelevantes. Si bien ponen en evidencia una notabilidad significativa de Guatemala, ya sea por los temas que se están abordando en el país o por cualquier otra razón, también están encaminadas a influir en las directrices del gobierno guatemalteco en asuntos de interés para Washington.
Es importante por tanto, dimensionar estas visitas desde su perspectiva estratégica (no solo para el país visitante) y aprovecharla para el diseño de verdaderas visiones conjuntas o al menos para poner sobre la mesa algunos de los temas que le interesaría a los guatemaltecos introducir en la agenda bilateral e incluso multilateral.
La interdependencia es una realidad que a estas alturas del siglo es innegable, la verdadera lástima es que Guatemala dependa más de lo que pueda llegar a aportar a otras naciones. Esta situación de desventaja, nos hace seguir diciendo “amén” a lo que otros nos quieren imponer. Aprovechar las visitas estratégicas que nos hacen otros países como punto de partida para el cese de esta realidad, es un ejercicio valioso además de necesario para empezar a determinar nuestro destino en materia de política exterior a partir de nuestros propios intereses.