Visita al Santuario


Peregrinos costarricenses visitan la Catedral de Cartago.

Unos dos millones de católicos peregrinarán a la ciudad de Cartago esta semana para rendir homenaje a la Virgen de los íngeles, patrona de Costa Rica, a la que los fieles atribuyen incontables milagros.


Conforme se aproxima el 2 de agosto, fecha consagrada a la Virgen, miles de personas emprenden largas caminatas desde distintos puntos del paí­s para llegar ese dí­a o la ví­spera a la Basí­lica de los íngeles en Cartago, 22 km al este de San José.

Algunos fieles ya iniciaron el recorrido a caballo o a pie desde poblaciones tan distantes como Coto Brus, 370 km al suroeste de la capital, y otros centenares aprovecharon para visitar el templo durante el último fin de semana.

Sin embargo, el mayor éxodo en ciudades y pueblos es esperado el 1 de agosto, dí­a para el que la Iglesia Católica y las autoridades del paí­s han preparado un vasto dispositivo de seguridad y apoyo a los peregrinos.

Las autoridades estiman que acudirán unos dos millones de fieles a honrar a la Virgen, casi la mitad de la población de Costa Rica.

El ministerio de Seguridad destinó a cientos de agentes para vigilar las rutas por las que habitualmente caminan los romeristas desde San José y otras ciudades del paí­s.

Al «operativo combinado de enormes proporciones», según lo definió la ministra de Seguridad, Jannina del Vecchio, se sumarán la Policí­a de Tránsito, la Cruz Roja, la Comisión Nacional de Emergencias y el Cuerpo de Bomberos, entre otras entidades.

El párroco de la Basí­lica, Jorge Solórzano, anunció que se ha integrado un cuerpo de 350 voluntarios que trabajarán esos dí­as en orientar a los peregrinos conforme vayan entrando a Cartago, que fue capital de Costa Rica durante la época colonial y hasta los primeros años de vida independiente.

Según la tradición católica costarricense, el 2 de agosto de 1635 una indí­gena llamada Juana Pereira halló una pequeña imagen de piedra de la Virgen sobre una roca en el sitio en que hoy se erige la Basí­lica de los Angeles.

La niña se llevó la imagen a su casa, pero cada noche desaparecí­a y a la mañana volví­a a hallarla sobre la misma piedra.

Asombrada por el misterioso hecho, Juana llevó la imagen al cura del pueblo, a quien le ocurrió exactamente lo mismo durante varios dí­as.

La Iglesia declaró entonces la autenticidad del milagro con lo que inició la devoción a la Virgen de los Angeles que, casi 200 años más tarde, fue declarada por el gobierno «patrona de Costa Rica».

Cada año, la tradicional peregrinación ha ido convocando a más y más devotos no sólo de Costa Rica, sino de paí­ses vecinos como Nicaragua y Panamá, que buscan alivio a enfermedades, o a problemas de familia o de trabajo.

Las bóvedas inferiores del templo guardan un auténtico tesoro en figuras de oro y plata que han sido llevadas por los fieles en ofrenda y que simbolizan los favores recibidos de la Virgen.

En una larga galerí­a se exhiben figuras de manos, piernas, corazones, hí­gados, cuerpos enteros, y también casas, barcos, medallas de justas deportivas.

Desde el 1 de agosto, largas filas de creyentes van entrando al templo, muchos de ellos de rodillas, para permanecer unos segundos frente a la pequeña imagen de apenas nueve centí­metros, que apenas se adivina en el fondo de un deslumbrante marco de oro y piedras preciosas.

El 2 de agosto se realiza una misa campal concelebrada por los obispos, a la que, además de los cientos de miles de peregrinos, asisten el presidente de la República y las máximas autoridades de los poderes del Estado.