Unos 150 rebeldes islamistas y 45 soldados paquistaníes murieron desde el domingo en combates en las zonas tribales de Pakistán, de los más violentos desde que los talibanes afganos instalaron sus santuarios en esta zona junto a sus aliados de Al Qaeda.
Esta región del noroeste de Pakistán, fronteriza con Afganistán, se encuentra en el corazón de las zonas tribales donde Estados Unidos afirma que Al Qaeda y los talibanes -expulsados del poder en Afganistán a finales de 2001- reconstituyeron sus fuerzas, pese a la presencia de 90 mil militares paquistaníes.
Estos insurgentes talibanes y los islamistas relacionados con Al Qaeda representan una de las mayores amenazas para el presidente Pervez Musharraf que, tras un golpe de Estado en octubre de 1999, dirige una República Islámica de Pakistán de 160 millones de habitantes, única potencia nuclear del mundo musulmán.
Los últimos combates estallaron el domingo en el distrito de Waziristan del Norte cuando los rebeldes bombardearon convoys del ejército. Los militares respondieron desplegando sus tropas terrestres con el refuerzo de helicópteros y aviones de combate, en una zona montañosa cerca de la localidad de Mir Alí.
En total, 150 insurgentes islamistas y 45 soldados paquistaníes murieron desde el domingo, contabilizó un alto responsable militar.
Según los habitantes de la región, cuatro civiles, entre ellos tres mujeres, habrían muerto en los enfrentamientos. El ejército no confirmó esta información.
La mayor parte de habitantes de Mir Alí huyeron de sus hogares tras la destrucción de 50 viviendas, anunció un miembro de la tribu, Faridulá Khan. Utilizando los altavoces de la mezquita de la aldea, los habitantes suplicaron a los soldados que no incendiase sus casas, explicó el jefe de la tribu, Malik Iqbal Khan.
Pero el ejército no ataca a los civiles y «se enfrenta a combatientes bien entrenados», respondió por su parte el portavoz militar, el general Waheed Arshad. «Hay mucha relación con Afganistán. Muchos obtienen dinero y armas procedentes del otro lado de la frontera», acusó.
Por otra parte, se estableció contacto con un grupo de 50 militares paquistaníes que habían desaparecido el lunes. Una decena de ellos no respondió y no se sabía si había muertos en el seno de ese grupo.
El general Musharraf, que el sábado ganó las elecciones presidenciales, había asegurado la semana pasada que no había bases permanentes de Al Qaida en su país. Sin embargo, admitió que los extremistas islamista relacionados con este movimiento se refugiaban en las zonas tribales.
Muchos talibanes afganos se habían trasladado a estas regiones tribales después de haber sido derrocados del poder en Afganistán a finales de 2001 por una coalición militar dirigida por Estados Unidos. El ejército estadounidense en Afganistán considera que muchos ataques perpetrados en este país se lanzan desde estos refugios islamistas de las zonas tribales paquistaníes.
Y en Pakistán, desde hace tres meses, se intensificó el enfrentamiento entre militantes fundamentalistas y el régimen de Musharraf, aliado fundamental de Washington en su «guerra contra el terrorismo».
Al menos 50 combatientes islamistas aliados con los talibanes y con Al Qaeda murieron el martes en bombardeos en las zonas tribales del noroeste de Pakistán fronterizas con Afganistán, indicaron fuentes militares paquistaníes.
«Según nuestras informaciones desde esa región, los ataques fueron un éxito y unos 50 combatientes murieron y otros tantos resultaron heridos», declaró un responsable militar desde la ciudad de Peshawar (noroeste).
El ejército confirmó estos ataques aéreos cerca de la ciudad de Mir Alí, en el distrito de Waziristán del Norte, pero sin más detalles.
Desde el domingo, unos 150 rebeldes islamistas y 45 soldados paquistaníes han muerto en este mismo distrito en los combates más mortíferos que se registran en las zonas tribales de Pakistán desde que los talibanes afganos instalaron allá santuarios con sus aliados de Al Qaeda.