Violento sismo en Chile deja al menos 120 muertos y temen catástrofe


Una pasarela colapsada en las afueras de Santiago, tras el terremoto de 8.8 grados Richter. FOTO LA HORA: AFP MARTIN BERNETTI

Un sismo de magnitud 8,8, uno de los más potentes de las últimas décadas, con un saldo provisorio de 120 muertos, aterrorizó al centro de Chile la madrugada de este sábado y puso en alerta a los paí­ses del océano Pací­fico por temor a que se produzcan tsunamis y olas gigantes.


La pared de una farmacia en Viña del Mar colapsó y provocó daños internos. FOTO LA HORA: AFP MARTíN BERNETTIEl humo de algunos incendios se observan en Chile, como una de las consecuencias del terremoto. FOTO LA HORA: AFP MARTíN BERNETTI

El terremoto tuvo su epicentro a 90 km de Concepción, ciudad de medio millón de habitantes y unos 500 km al sur de Santiago, precisó la televisión estatal chilena. Olas de gran tamaño afectaron la isla Robinson Crusoe y se ordenaron evacuaciones preventivas en la isla de Pascua.

«Ciento veinte muertos en total», dijo la presidenta Michelle Bachelet tras enumerar los muertos por regiones, aclarando que se trata de una «cifra preliminar y a medida que avance la información tendremos una más exacta».

Los chilenos salieron aterrorizados a las calles. Allí­ se mezclaban personas en pijamas que rehusaban regresar a sus viviendas por las continuas réplicas, y nutridos grupos de jóvenes que abandonaron discotecas y fiestas.

La confusión se vio agravada por la oscuridad, tras el inmediato y generalizado corte de luz que sobrevino al fuerte sismo y el colapso de las lí­neas telefónicas.

El epicentro se ubicó en unos 90 km de Concepción, ciudad de medio millón de habitantes y unos 500 km al sur de Santiago. En esa urbe el extenso y antiguo puente sobre el rí­o Bio Bio –ya cerrado a la circulación– se desplomó.

En Santiago periodistas de la AFP dieron cuenta de desprendimientos de cornisas y caí­das de muros. «Mi casa se sacudió como si fuera una gelatina. Cayeron cuadros, estantes, trozos de cornisa» relató un reportero de la AFP, quien estimó que el sismo se prolongó más de dos minutos.

El sismo se produjo a las 03H34 locales (06H34 GMT) y tuvo una intensidad de 8,8 en la escala Magnitud de Momento, informo desde Estados Unidos el servicio geológico de ese paí­s. Se sintió en Argentina y fue seguido de varias réplicas, incluso de más de 6 grados.

Ello lo convierte en el segundo más potente de los últimos 20 años, tras el de 9,1 grados en la escala de Richter registrado en diciembre de 2004 en las costas de Indonesia y que desencadenó el tsunami que mató a 220 mil personas.

Chile sufrió el terremoto más potente jamás registrado en el mundo -9,5 grados Richter, el 22 de mayo de 1960 en Valdivia, al sur de Santiago, que dejó 3 mil muertos- y se encuentra en la convergencia de dos placas tectónicas mayores.

«Es lo peor que he vivido en mi vida», comentó Sebastián, un joven de 22 años de Santiago, donde todos los vecinos se congregaron en los patios.

«Â¿Están todos bien?», se preguntaban los vecinos entre ellos, en medio del llanto y la incredulidad sobre todo de mujeres y niños, al tiempo que se desataba una desaforada carrera por hacer llamadas telefónicas para saber el destino de sus familiares.

La mayorí­a de las casas no sufrieron daños externos, aunque en su interior todas estaban dañadas, principalmente por la caí­da de artefactos eléctricos y la quebrazón de vidrios y artí­culos ornamentales.

Chile está acostumbrado a los sismos y cuenta con reglamentación para que las viviendas soporten estos fenómenos.

El sismo hizo que las autoridades estadounidenses extendieran la alerta de tsunami al conjunto de los paí­ses con costas en el océano Pací­fico, un riesgo que Bachelet dijo habí­a desaparecido por el instante de Chile, donde la posibilidad de grandes olas sí­ llevó a la evacuación de las zonas baja de la isla de Pascua.

«Las lecturas del nivel del mar confirman que un tsunami podrí­a causar importantes daños», indicó el Centro de Alertas de Tsunami del Pací­fico.

En Sí­dney, el centro australiano de alerta de tsunami señaló por su parte que la costa del Pací­fico australiana fue puesta en estado de alerta.

Bachelet anunció el inmediato enví­o de ayuda a la Isla Robinson Crusoe, luego que una ola de gran tamaño afectó la zona, a 700 km de la costa continental chilena.

«Han zarpado (al archipiélago) Juan Fernández dos buques, dos helicópteros y un avión», anunció Bachelet, en las dependencias de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), centro de operaciones del gobierno chileno tras el terremoto de 8,8 grados que azotó a Chile esta madrugada.

Según Bachelet, una ola gigante, no un tsumani, envolvió a la mitad del pueblo de Robinson Crusoe, de un poco más de 600 habitantes, a unos 700 km de distancia del continente.

«No se sintió el sismo. Hubo una ola gigante que envolvió la parte baja del pueblo», relató Bachelet, sin avanzar eventuales ví­ctimas ocurridas en la isla.

AMBIENTE Noche de terror


Los chilenos vivieron una noche de terror al ser despertados en la madrugada de este sábado por un fuerte terremoto de 8,8 grados, que dejó al menos 120 muertos y grandes daños en vivienda e infraestructura, principalmente en la zona centro-sur del paí­s.

A las 03H34 locales (06H34 GMT) se inició un fuerte movimiento telúrico, que se extendió por al menos dos minutos, generando escenas de pánico entre la población, que se volcó de inmediato a las calles en busca de lugares seguros.

«Es lo peor que he vivido en mi vida», comentó Sebastián, un joven de 22 en las afueras de su casa en un condominio en el barrio de í‘uñoa, en el oriente de Santiago, donde todos los vecinos se congregaron en patios y calles.

«Â¿Están todos bien?», se preguntaban los vecinos entre ellos, en medio del llanto y la incredulidad, en especial entre mujeres y niños, al tiempo que se desataba una desaforada carrera por hacer llamadas telefónicas para saber el destino de sus familiares.

La situación se vio agravada por la oscuridad de la noche tras un inmediato y generalizado corte de energí­a eléctrica que sobrevino tras el fuerte sismo y el colapso de las lí­neas telefónicas.

La mayorí­a de las casas no sufrieron daños externos, aunque en su interior se observaban secuelas del terremoto, principalmente por la caí­da de artefactos eléctricos, la rotura de vidrios y caí­da de estanterí­as y ornamentos.

Santiago, la capital chilena de seis millones de habitantes, resistió relativamente bien el sismo, de acuerdo a las autoridades.

Sin embargo, las autoridades no lograban contactarse con el lugar del epicentro del sismo, ubicado en las cercaní­as de la ciudad de Cauquenes, unos 400 km al sur de Santiago y donde se ubican la mayorí­a de las ví­ctimas, según los datos divulgados por la Oficina Nacional de Emergencia (ONEM)

Pasadas varias horas del momento del sismo, no se tienen reportes oficiales sobre los daños en esa zona del centro-sur de Chile. Algunos relatos radiales señalan que se ven «escenas dantescas» de destrucción, con pueblos enteros destruidos.

En Santiago, varias carreteras urbanas estaban destruidas. Antiguas iglesias, como la de la Divina Providencia en un céntrico sector de la capital, habí­a sufrido serios daños, al igual que la estructura del moderno aeropuerto de Santiago, según imágenes de la televisión.

La presidenta Michelle Bachelet informó que el potente terremoto dejaba un saldo parcial de 120 muertos, al tiempo que anunció el enví­o a la Isla Robinson Crusoe de dos buques y dos helicópteros luego que una ola gigante envolvió a la mitad del pueblo, sin que haya más detalles hasta el momento.

La mandataria anunció además la evacuación parcial de Isla de Pascua, territorio chileno a 3.500 km de las costas continentales, ante la proximidad de olas gigantes que golpearí­an las zonas bajas de la isla.