Violentas protestas en Puerto Prí­ncipe contra la ONU


Una mujer camina con su hija por las calles en arruinas de Puerto Prí­ncipe. FOTO LA HORA: AFP Héctor Retamal

Varios centenares de jóvenes tomaron hoy el centro de Puerto Prí­ncipe, con barricadas y neumáticos en llamas, desde donde apedrearon a cascos azules de la ONU, a quienes acusan de haber llevado la epidemia de cólera a Haití­, que ya deja más de 1.100 muertos.


Los jóvenes, en su mayorí­a adolescentes, según constataron periodistas de la AFP, bloquearon con contenedores de basura calles cercanas al Palacio Presidencial, en medio de gases lacrimógenos y humo que hací­an irrespirable el aire.

La manifestación tomó por sorpresa a una decena de efectivos de la fuerza de ONU. Los soldados, pese a que apuntaron sus armas a los manifestantes, no lograron frenarlos.

«El cólera, es la Minustah la que lo trajo», «Que se vaya la Minustah», gritaban enfurecidos los jóvenes contra la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití­ (MINUSTAH).

«La Minustah vuelca excrementos en la calle», se podí­a leer en una pancarta, en medio de rumores, desmentidos por la ONU, que acusan a los cascos azules nepaleses de haber introducido el cólera en Haití­.

«Nos manifestamos contra el poder y la Minustah, que no hace nada. La Minustah debí­a pacificar el paí­s y allí­ donde está, es peor. La Minustah mata haitianos», afirmó Ladiou Novembre, un profesor de enseñanza secundaria de 38 años.

«Los dirigentes haitianos olvidaron a la población», deploró el docente, en momentos en que Haití­ se prepara para las elecciones presidenciales del 28 de noviembre. «No hay infraestructuras, no hay educación, el cólera arrasa al pueblo y el presidente (René Preval) no dice una palabra», denunció.

El cólera amenaza con propagarse de forma exponencial si se infiltra en los campamentos de Puerto Prí­ncipe, donde cientos de miles de refugiados viven amontonados en precarias condiciones sanitarias.

El históricamente pésimo sistema sanitario y la falta de acceso a agua potable empeoraron después del terremoto de enero, que dejó 250.000 muertos y a 1,3 millones de personas sin techo, además una averiada red cloacal.

Más de 1.100 personas murieron a raí­z de las fuertes diarreas que provoca la bacteria del cólera, y las autoridades haitianas cifran en más de 18.000 los contagiados con la enfermedad, que traspasó fronteras y llegó a territorio dominicano y a Estados Unidos, donde se detectaron casos en Florida (sureste).

En la vecina República Dominicana, que comparte la isla La Hispaniola con Haití­, las autoridades sanitarias evalúan a un paciente haitiano, residente de Santo Domingo, que podrí­a convertirse en el segundo caso confirmado en el paí­s.

«Se está haciendo un cultivo para determinar si es positivo», dijo el jueves un funcionario del Ministerio de Salud a la AFP, después de que el martes se conociera el primer caso confirmado de cólera, en un haitiano que habí­a cruzado la frontera recientemente.

El gobierno dominicano incrementó las medidas preventivas, en especial a lo largo de los 376 kilómetros de la frontera común: redujo el comercio binacional, limitó al máximo el ingreso de haitianos y dispuso zonas de lavado de manos y desinfección de vehí­culos en los pasos fronterizos, además de montar laboratorios para análisis de casos sospechosos.

En tanto, en Estados Unidos se conoció un informe en el que expertos de Salud del gobierno advirtieron que la enfermedad tiene un curso «difí­cil de predecir» y podrí­a resultar en «rebrotes recurrentes».

«La población no estaba inmunizada contra el cólera y las condiciones ambientales en Haití­ son favorables para su constante expansión», señaló el Centro de Control de Enfermedades estadounidense (CDC) en un informe sobre el comportamiento de la epidemia y los esfuerzos para detener su mortí­fero avance.

Apenas 17% de la población haitiana disponí­a de adecuadas condiciones de salubridad antes del sismo, que dejó dañada gran parte de la infraestructura de tratamiento de aguas y redes de distribución de agua del paí­s, según el CDC.

El cólera -particularmente fatal en niños y ancianos- se desarrolla rápidamente luego de que las bacterias acceden al tracto intestinal de una persona, causando fuertes diarreas y deshidratación, que puede llevar a la muerte en pocas horas.