Violencia y guerras religiosas en las pantallas


El asesinato de monjes católicos en Argelia en 1996, que inspiró el filme francés «Des hommes et des dieux» («De Hombres y de Dioses), causó emoción hoy en el Festival de Cannes, que ha contemplado bastante violencia y guerras desde su inicio, el pasado miércoles.


La pelí­cula de Xavier Beauvois, que compite por la Palma de Oro en el 63 Festival de Cine de Cannes (12-23 de mayo), se inspira libremente en los últimos meses de vida de los monjes cistercianos de un monasterio en Atlas, las montañas de Argelia.

Con una gran economí­a de medios, en armoní­a con la vida monacal, el filme recrea el clima de angustia que poco a poco invadió a los monjes, en medio de la espiral de violencia entre islámicos radicales y el ejército argelino.

Retratando sus plegarias de la mañana, sus cuidados a la población musulmana de los alrededores, las cenas donde escuchan recitar salmos, el filme logra comunicar sus miedos, sus dudas de si irse o quedarse, ante la inminencia de la tragedia, aún no esclarecida.

Aunque interpretado por un elenco formidable, en el que descuellan Lambert Wilson y Michael Lonsdale, el filme habrí­a podido caer en muchos errores, pero los evita todos, creando empatí­a en el público con los personajes y mostrando, en estos tiempos de dogmatismo, cercaní­a entre dos tradiciones religiosas.

«Es poco frecuente en los tiempos que corren, donde prima el egoí­smo, que haya gente que tiene compasión y se ocupa de los demás, que respeta su religión», declaró el realizador, en una conferencia de prensa el martes en Cannes, antes de la gala de estreno del filme.

Esta no es la primera pelí­cula proyectada en Cannes que retrata una guerra sangrienta motivada por diferencias religiosas. «La princesa de Montpensier», del cineasta francés Bertrand Tavernier, lo hace, pero con menos éxito, en un gran fresco histórico presentado en competencia en Cannes.

La opción de Tavernier es filmar la larga y cruenta guerra entre católicos y hugonotes desde la óptica de la vida personal de la princesa de Montpensier y de los hombres que se enamoraron de ella, entre los cuales Lambert Wilson, que interpreta a un conde que abandona la espada tras el horror que le causa matar a una mujer embarazada.

La guerra civil está también presente en «Un hombre que grita», del chadiano Mahamat-Saleh Haroun, que retrata las ví­ctimas de esa guerra a través de una historia familiar.

El programa del mayor festival de cine mundial incluye también una pelí­cula del británico Ken Loach, «Route Irish» sobre la guerra de Irak, que compite por la Palma de Oro.

El tí­tulo del filme, que será proyectado el jueves, se refiere al camino lleno de peligros que une la zona internacional de Bagdad, la «Green Zone», con el aeropuerto de la capital iraquí­.

Loach obtuvo en el 2006 la Palma de Oro por «The wind that shakes the barley» (El viento que agita la cebada), sobre la guerra de independencia de Irlanda.

La guerra de Afganistán también ha sido retratada en el Festival de Cannes, en el documental «Armadillo», del danés Janus Metz, cuya sorprendente manera de filmar a los soldados en un campo situado en la lí­nea del frente, en el sur del paí­s asiático, hace creer que se trata de un filme de ficción.