A diario, los cuerpos de socorro cubren emergencias de todo tipo, una de las que destaca es el hallazgo de cadáveres en lugares como El Naranjo y Villa Canales. La mayoría de víctimas son asesinadas con proyectil de arma de fuego.
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De acuerdo con Ricardo Lemus, relacionista público de los Bomberos Municipales, hace aproximadamente cuatro años este fenómeno se daba en puntos denominados «rojos» y la mayoría de los asesinados presentaban señales de tortura; por ejemplo, eran amarrados del cuello a las extremidades superiores e inferiores, a modo que cuando intentaban estirarse se estrangulaban, además que sus rostros eran cubiertos con bolsas negras.
Miembros de este cuerpo de socorro afirman que sólo en el mes pasado encontraron alrededor de ocho cadáveres en áreas aledañas a Villa Canales y tres en El Naranjo, zona 4 de Mixco.
Javier Estanislao García, jefe de la Comisaría 15, que se encarga de brindar seguridad en el sector de Villa Canales, admitió que esta área se había convertido en botadero de muertos, pero indicó que para disminuir este problema realizaban operativos móviles y de impacto; asimismo, enfatizó en que buscaban controlar la situación, pese a la escasez de personal.
García, además, indicó que en algunas ocasiones el hallazgo de cadáveres en ese lugar respondía a las riñas y venganzas entre pandillas. Este vespertino intentó comunicación con la Comisaría 16, encargada de proporcionar seguridad en la zona 4 de Mixco, pero nadie respondió a los llamados.
Por otro lado, un aspecto que sobresale en esta situación es que cuando el cuerpo de una persona fallecida aparece en un lugar, la población, incluidos los niños, se aglomeran para verlo, aunque el cadáver se encuentre en estado de descomposición y emane males olores.
A decir de Marco Antonio Garavito, de la Liga de Higiene Mental, este factor se debe al acostumbramiento ante la muerte, el dolor, la tragedia y la sangre, lo cual genera deshumanización en la población.
Garavito añadió que en psicología este problema se denomina «desensibilización defensiva», que consiste en que los seres humanos que se exponen al dolor, crean mecanismos de defensa a la costumbre para no impresionarse y traumatizarse. Antes sucedía que una persona que veía un muerto pasaba pensando toda la semana en él, pero ahora es algo muy común, dijo.
El profesional señaló que para evitar la indiferencia ante esta problemática es necesario que tanto la Policía Nacional Civil como el Ministerio Público resguarden el área adecuadamente y eviten que los adultos y niños observen dichos sucesos.
Marco Antonio Garavito,
psicólogo