La antañona Huelga de todos los Dolores reaparece cada año, más viva que nunca, con la Chabela encabezando el noble desfile y gritando: ¡Aquí está tu son Chabela!; carcajeándose con todos sus huesos a la vista, pavoneándose por su eterna vida y criticando a curas, jueces, chafarotes y políticos de turno, como diciéndoles la conciencia de toda la población se refleja y entroniza en esta noble calavera que baila, canta, grita y ríe por todas nuestras desgracias, pero también llora al reconocer que nuestro pequeño y sufrido país no sale de sus ancestrales problemas.
Pero la fiesta es de alegría, la Huelga de Dolores constituye el evento del estudiantado de toda la vida de la Usac, el marco de convergencia para el reencuentro, el recuerdo, las charadas, los chistes y ni hablar de cantar a todo pulmón “Matasanos practicantes del emplasto fabricante, guizachines del lugar, estudiantes en sonora carcajada prorrumpid”, el himno de guerra de los estudiantes de la Usac, inolvidables notas desarrolladas por ilustres sancarlistas como Miguel Ángel Asturias, David Vela, Barnoya y otros ilustres estudiantes y musicalizada por el maestro José Castañeda. Este grupo de eternos huelgueros no sabían de la herencia sempiterna que nos dejaría a todos los estudiantes y profesionales de la tricentenaria.
La Huelga de Dolores no es sólo el desfile, no sólo es el viernes; no, esta es una fiesta del estudiante, así como dentro de esta fiesta se encarga de dramatizar jocosamente todas aquellas situaciones, hechos y personajes de la política actual, pero la hilaridad también muestra la verdad de las cosas para que el pueblo pueda reírse, pero también concientizarse de toda la problemática del país en que vivimos.
Mis tiempos de Huelga de Dolores son recuerdos y sentimientos cruzados porque aquellos años fueron sumamente críticos y, por demás dolorosos. Significaron la incorporación de muchos estudiantes a las tradiciones universitarias como la huelga, solo que en aquellos momentos nos encontró en medio de las expresiones más horrorosas de la represión, por lo que este espacio constituyó también compromiso, denuncia y extrema precaución por lo frágil del tejido político pues corría el gobierno de Lucas García y la universidad constituyó un punto de ataque contra estudiantes, profesores y personal administrativo que fueron víctimas de esa insensatez.
A pesar de ello vivimos gratos como difíciles momentos, pero el contenido sustantivo de la Huelga de Dolores se mantuvo y se potencializó en aquellos días por la denuncia, por el compromiso y el involucramiento, fuera de ello fueron espacios de mucha diversión y de mucho trabajo durante la Velada, el diseño de carrozas y el propio desfile. Inolvidables momentos con condiscípulos como Mamerto Reyes, Randolfo Pereira, Fredy Aquino, Danilo Flores, Romeo Carías, Luis Rodolfo Narciso y otros que ahora olvido. Nos disfrutábamos los boletines de los viernes, la declaratoria de huelga y el propio desfile en todas sus manifestaciones.
Esta tradición es tan fuerte que cada Viernes de Dolores en el Portalito me reencuentro con mis amigos huelgueros de toda la vida como el Oso Estrada, la Abuela de León, el Choco Morales, Sergio Mejía, Frank Friezsche, el gran Guayo Velásquez y no dejamos de recordar al Ganso Morales y a Lencho Patas Planas y siempre nos divertimos con el Sordo Barnoya, un icono vivo de la Huelga de Dolores; para luego pasar un rato por el Granada y visitar las Terrazas, con el doctor Orellana como anfitrión generoso.
En fin el Viernes de Dolores es un momento para recordar, para vivirlo, para gozarlo y retomar aquella frase de la Chalana que dice: “Patria palabrota añeja, por los largos explotada, hoy la patria es una vieja que está desacreditada”. Cuanta verdad y cuanta actualidad, dolorosamente.
* La tragedia de la muerte de un estudiante de la Usac en la madrugada de la Declaratoria Huelga de Dolores, demarca este Viernes de Dolores con un crespón negro. Y resulta de mayor preocupación saber que la violencia se ha entronizado en esta fiesta, tal como se observa en el video donde encapuchados atacan a estudiantes y resulta condenable la golpiza y execrable el motivo, simplemente porque no quisieron aportar para la Huelga de Dolores. No se vale muchá.