Vientos de cambio


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La llamada crisis del “subprime” en 2008 generó un torbellino de debacles a nivel global. La crisis vino sin anunciarse y destruyó capitales enteros, empresas, bancos, aseguradoras, vidas, retiros y hogares totalmente devastados. Quién podrí­a pensar que hoy, solo tres años después, estemos a las puertas de una crisis más grande y peligrosa, más amarga y devastadora.

John Carroll S.

 


No puede el gobierno de Estados Unidos seguir ignorando las voces de alerta que el mercado de capitales le muestra.  Si no enderezan el rumbo y cortan el gasto tajantemente, el camino al abismo es inequí­voco.  Me gusta ser más positivo, pero viendo las cosas que suceden en el mundo hoy en dí­a me atreveré a hacer algunos comentarios a manera de pronóstico de lo que me parece será el cambio financiero más drástico y de mayor impacto a nivel global de la historia contemporánea del mundo.  El mundo entero, individuos, gobiernos y empresas han colocado al dólar de Estados Unidos en el papel de reserva mundial en el transcurso de los últimos cuarenta años de tal manera que en la actualidad la gran mayorí­a de operaciones comerciales del mundo se hacen con la referencia del valor del dólar.  De un tiempo para acá hemos visto como esta posición de privilegio de la moneda americana ha resbalado dándole paso al euro y algunas otras monedas que en apariencia gozan de una solidez aceptable.

La pérdida de valor del dólar americano se debe principalmente al irresponsable gasto de las últimas administraciones de la Unión Americana.  El erosionado soporte del dólar se nota hoy más que en cualquier otro momento con la vertiginosa subida del precio de los “commodities”  y las materias primas.  El resultado directo de esa pérdida de valor se ve reflejado en la altí­sima demanda por el oro y la plata que en la actualidad se genera por inversionistas, pero sobre todo por personas comunes y corrientes que buscan,  cuando menos,  guardar el valor actual de sus ahorros.  Solo la torpe polí­tica monetaria de la zona Euro retrasarí­a la debacle del dólar americano, porque de acuerdo a los últimos acontecimientos en Europa muy probablemente el malnacido Euro termine por desaparecer antes que la moneda de los americanos.  La debacle financiera europea terminará ayudando al dólar para regresar a su casi monopólico estatus de reserva mundial por algún corto tiempo.

La verdad de las cosas es que Estados Unidos vive actualmente del crédito que le ha otorgado la mayorí­a de paí­ses de rápido crecimiento en la última década por medio de la colocación de papel sostenido por endebles pilares de confianza.  La suerte de Estados Unidos no será buena cuando llegue la hora de pagar todos estos papeles sin el respaldo de la confianza del mundo. Pero la suerte de los paí­ses tenedores de papel tampoco será grata.  Recuerde que las empresas y los gobiernos quiebran por problemas de flujo y no por un número negativo en su estado de resultados.

Las implicaciones que estos acontecimientos tendrán en la vida diaria de las personas serán muy probablemente calamitosas porque nadie podrá tener el mí­nimo de certeza requerido para hacer el cálculo económico.  Al Estado de Guatemala,  por ejemplo, le afectará tremendamente porque más de la mitad de nuestras reservas internacionales se encuentran colocadas en ese papel y si ese papel pierde sus caracterí­sticas de reserva nuestros acreedores caerán como zopilotes  a cobrar lo que debemos. Por eso es tan importante que mantengamos nuestra cocina limpia, no debemos permanecer por mucho tiempo en la peligrosa situación de deuda actual porque estamos por llegar a niveles de endeudamiento delicados y que no dejan margen a la más mí­nima alteración de los planes futuros. Será mejor que nuestras autoridades salgan de esas reservas haciendo inversiones importantes para el desarrollo del paí­s, inversiones productivas de infraestructura que nos permitan y faciliten el desarrollo o en su defecto se dediquen, mientras tienen valor, a bajar la enorme deuda que acarreamos.   Sospecho que guardar dólares, incluso hoy en dí­a ya no es una medida inteligente,  ni para los gobiernos ni para los individuos.  El mundo cambiará drásticamente en los próximos años e incluso meses porque hoy más que nunca, la confianza se construye o destruye rápidamente por medio de las redes sociales y esto hará que la bola de nieve de la desconfianza crezca exponencialmente y termine derribando al dólar.  Los vientos de cambio soplan fuerte y habremos de estar preparados o pagaremos las consecuencias.