Vida y obra de Manuel Colom Argueta (*) -I-


Alfonso Bauer

La vida y la obra de Manuel Colom Argueta son las de un ciudadano, un universitario, un polí­tico ejemplar no sólo de Guatemala sino a nivel centroamericano y continental. La de un ciudadano de ideologí­a social demócrata patriota, antiimperialista, y entrañablemente solidario con los seres humanos desposeí­dos y con quienes asumen su responsabilidad de luchar por el bien común. Axiológica y deontológicamente la vida y obra de Manuel Colom Argueta es la de una persona que tanto en su tránsito escolar y académico y como polí­tico que desempeñó importantes cargos públicos, uno de ellos Alcalde Municipal de la Ciudad de Guatemala, con capacidad, responsabilidad y acrisolada probidad. Para él, nunca hubo obstáculo o impedimento alguno, y menos aún interés crematí­stico por jugoso que fuese, que le apartase del cumplimiento correcto de sus deberes como profesional del derecho o de servidor público. Por su acendrado civismo y rectitud, por su preparación cientí­fica de universitario con responsabilidad social y de polí­tico de corte bolivariano, martiano, y de adolescente revolucionario guatemalteco del proceso de la década de la Primavera Democrática y de su infatigable bregar durante toda su vida por la libertad, el progreso independiente de Guatemala, mediante el accionar polí­tico de un sistema democrático representativo y participativo, cuya meta fuese la de una sociedad en la que las relaciones de producción y la convivencia de los guatemaltecos se desenvolviesen en una sociedad donde rigiese la justicia social y el Estado fuese absolutamente soberano y mantuviese relaciones cordiales de solidaridad con sus homólogos no desarrollados, en defensa propia de la dominación de potencias internacionales sojuzgadoras.

Por todas esas cualidades, Manuel Colom Argueta es merecedor del calificativo de hombre célebre, de prócer polí­tico, guatemalteco, centroamericano y de Nuestra América, de la segunda mitad del siglo pasado, cuyo ejemplo continúa esplendente durante el Siglo XXI y por siempre.

Al efecto recordemos su azarosa existencia, siempre amenazada por las acechanzas de los regí­menes gubernamentales practicantes del terrorismo de estado que siempre amenazaron y atentaron contra su seguridad personal.

Antes de cumplir 15 años fue electo, por el alumnado del Instituto Nacional Central de Varones, presidente de la Asociación de Estudiantes, en 1945.

En 1950. siendo estudiante de la Facultad de Ciencias Jurí­dicas y Sociales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), es uno de los dirigentes de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU). Y, en 1954, es uno de los principales 33 ciudadanos que, por escrito, se opusieron al plebiscito que se proponí­a para reafirmar en el poder a Carlos Castillo Armas, militar mercenario al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés).

En 1957. funda con otros compañeros, de buena fe el Partido Revolucionario que anunciaba la toma del poder a fin de establecer en Guatemala, el «tercer gobierno revolucionario», y continuar la obra de los presidentes Juan José Arévalo y Jacobo írbenz Guzmán. Pero, en cuanto dicho partido se alió al partido de la fementida «Liberación Nacional», inmediatamente se retiró del PR.

En los años 60 del siglo pasado se entregó al Movimientol3 de Noviembre, coalición de ciudadanos y ciudadanas civiles y militares, que se alzaban contra el gobierno de Miguel Ydí­goras Fuentes. Sin embargo, consecuente con su manera de pensar, desistió de dicha militancia, por no estar de acuerdo con la lucha armada, pero lo hizo en tal forma que su retiro no fuese aprovechado por el gobierno represor, antipopular y sometido al imperialismo estadounidense, y sectores reaccionarios de Guatemala, que reprimí­an al pueblo.

Participa, en primera lí­nea, junto con estudiantes, trabajadores y agrupaciones populares, en las históricas Jornadas de marzo y abril de 1962.