Ví­ctimas de aludes enfrentan futuro incierto


El rescate de una ví­ctima tras el alud en Samara Coelho da Silva. FOTO LA HORA: AP Felipe Dana

La frustración y falta de esperanza aumentaba a medida que los sobrevivientes de fuertes aludes de tierra en Brasil despertaban hoy sin saber como dejarán los refugios abarrotados en los que se encuentran y reanudan sus vidas.


Eunice Peixoto de Souza, de 57 años, daba gracias por tener un techo sobre su cabeza y recibir las comidas calientes que le dan en el gimnasio de Teresópolis, donde lleva cinco dí­as con tres de sus hijos y tres nietos.

No tiene ningún otro lugar al que ir y la idea de pasar una semana más, o varias, encima del delgado colchón sobre el suelo en el que duerme es difí­cil de aceptar.

«Lo perdimos todo y no podemos pagar alquiler», dijo. «Quiero un lugar que permitirá que mi familia esté junta pero aún no he oí­do nada por parte del gobierno».

Uno de sus hijos se encuentra aún en una zona de alto riesgo. Peixoto de Souza quiere que se vaya, pero sabe que él no querrá llevar a sus hijos al abarrotado gimnasio.

«Â¿Qué puedo decirle? ¿Qué se los lleve a vivir bajo un puente?», preguntó. «Estamos esperando a que el gobierno nos diga algo. Estoy segura de que Dios no ayudará».

Se registraron fuertes aludes el miércoles, después de que dí­as de intensas dí­as removieran toneladas de tierra y rocas y de que torrentes de agua bajaran por las montañas hasta llegar directamente a poblados en una región de aproximadamente 2.330 kilómetros cuadrados (900 millas cuadradas).

El saldo de muertos se mantení­a en 640 personas el lunes. Las autoridades temen que aumentará a medida que se llegan a zonas más remotas y se hallan más cuerpos.

Hoy, helicópteros exploraban las escarpadas cordilleras y dejaban caer cajas con suministros en barrios que aún no han recibido ninguna ayuda. Aunque grandes cantidades de donaciones han llegado a los pueblos, la distribución de comida y agua a zonas más remotas ha sido difí­cil debido a carreteras en mal estado.