El viceministro de Defensa de Ecuador, Miguel Carvajal, descartó hoy una sublevación militar aunque admitió el malestar de la cúpula luego del remezón que precipitaron las denuncias del Ejecutivo sobre la infiltración de la CIA en los servicios de inteligencia.
«No creo que exista ningún riesgo de que (…) sectores de las Fuerzas Armadas puedan tener alguna actitud contraria a la legalidad y a la constitucionalidad», dijo el viceministro en declaraciones a la prensa.
«No considero que haya ningún riesgo», añadió enfatizando en que, pese a la inconformidad de los oficiales, las Fuerzas Armadas serán oxigenadas tras la destitución del ministro de Defensa, Wellington Sandoval.
Asimismo, Carvajal dijo que el relevo solicitado por tres de los cuatro miembros del alto mando -sobre lo cual Correa aún no se ha pronunciado- se enmarca en la «sensibilidad frente a la necesidad, evaluada por el gobierno, de tener cambios que oxigenen la conducción operativa y política de la defensa».
Los comandantes del Ejército, Fuerza Aérea y del Comando Conjunto pidieron la baja, molestos por las denuncias del mandatario, mientras Correa separó al jefe de la Policía.
El otro integrante de la cúpula es el comandante de la Marina, contralmirante Livio Espinosa, cuya rama está encargada del manejo del estratégico sector petrolero por orden del Ejecutivo.
En el marco de una crisis que mantiene rotas las relaciones diplomáticas con Colombia desde hace un mes, tras una incursión militar colombiana en Ecuador, Correa enfrenta el malestar de la cúpula tras su denuncia de que el servicio de inteligencia ecuatoriano está «totalmente infiltrado por la CIA».
Según el presidente, esa intervención le habría permitido obtener a Bogotá, antes que a su gobierno, información sobre el caso de un presunto rebelde ecuatoriano muerto en el bombardeo contra un campamento de las FARC el 1 de marzo.
«No lo voy a permitir y si tengo que caerme por eso me caigo, pero aquí tenemos que aprender a ser un país más independiente y soberano», afirmó el jefe de Estado.
Al desestimar la posibilidad de una insurrección, Carvajal expresó que las Fuerzas Armadas «son patrióticas, en las que sus miembros se dedican con un esfuerzo enorme al trabajo encomendado por el país, que es la defensa y la seguridad».
Empero, el viceministro dijo que «de ahí que existan errores o individuos que puedan cometer infracciones, es lógico pensar que eso es posible, pero para ello existen normas y regulaciones».
«Vamos en el caso denunciado por el presidente a conformar una comisión de alto nivel -civil y militar- que investigue los hechos, y si es que hay las causales que sancione con el máximo rigor», señaló.
Entretanto la Asamblea Constituyente -de mayoría oficialista- resolvió, con el voto de 90 de sus 130 miembros, respaldar a Correa «luego de las denuncias del presidente sobre irregularidades en las Fuerzas Armadas».
El miércoles Correa posesionó a su secretario Javier Ponce como el nuevo ministro de Defensa -el cuarto en quince meses de gobierno-, quien anunció que ajustará la cooperación con Estados Unidos.
«El valor de hablar de la intromisión de la CIA en nuestro país, lejos de ocasionar el rompimiento de vestiduras, debe ser una oportunidad para continuar ajustando la cooperación internacional con los objetivos nacionales», afirmó Ponce.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, renovó hoy la cúpula de las Fuerzas Armadas para tratar de conjurar la crisis por sus denuncias sobre una infiltración de la CIA, que precipitaron la salida del ministro de Defensa y cuatro generales, informó un portavoz militar.
Correa aceptó el pedido de retiro de los jefes del Comando Conjunto, Héctor Camacho, del Ejército, Guillermo Vásconez, y de la Fuerza Aérea, Jorge Gabela, y ratificó al comandante de la Marina, contralmirante Livio Espinosa, indicó el mayor Marco Martínez.
Los oficiales solicitaron la baja aduciendo la desconfianza del mandatario, que relevó al ministro de Defensa y al jefe de la Policía molesto por una infiltración de la CIA en los cuerpos de inteligencia.
Según el mandatario, ello le permitió a Colombia obtener información en medio de la crisis que fracturó las relaciones entre los dos países por la incursión colombiana del 1 de marzo contra las FARC.
El general Fabián Varela, quien ocupaba la jefatura del Estado Mayor del Comando Conjunto, reemplazó a Camacho, mientras los generales Luis González y José Bohórquez estarán al frente del Ejército y la Fuerza Aérea, respectivamente.
Los cambios se adoptaron dentro de la línea de sucesión y constituyeron el tercer relevo en el alto mando en 15 meses de gobierno.
Correa presentó a la nueva cúpula antes de viajar a México, donde efectuará una visita oficial de dos días.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, llega la noche hoy a México, en una visita de 48 horas a su par Felipe Calderón matizada por el ataque colombiano a un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano, en el que murieron cuatro mexicanos y uno más resultó herido.
Durante su visita a México, Correa y Calderón abordarán «todos los temas bilaterales y multilaterales», dijo el ministro de la embajada de Ecuador en México, Miguel íngel Méndez, que se negó a dar detalles porque «la agenda está cambiando constantemente».
Según un programa tentativo proporcionado por fuentes de la cancillería mexicana, Correa ofrecerá una conferencia magistral y firmará con Calderón algunos acuerdos, entre otras actividades.
La visita de Correa se registra cuando una joven mexicana herida en el ataque de Colombia a un campamento en Ecuador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) fue dada de alta del hospital de Quito y valora su regreso a México, donde su caso y el de sus compañeros generó conmoción.
Ecuador considera a la estudiante Lucía Morett como testigo protegido debido a que la justicia no la encontró culpable de ningún delito durante su estancia en ese país, incluso cuando estuvo en el campamento de las FARC, a donde -dijo- acudió junto a los otros cuatro mexicanos para «conocer las propuestas de paz» de los guerrilleros.
El último contacto entre Calderón y Correa se produjo el 17 de marzo, vía telefónica. En él, Correa agradeció al mexicano su contribución en la Cumbre de Río en la que se suavizó la crisis entre Colombia y Ecuador.
México deploró en su discurso en la Cumbre de Río las heridas causadas a Lucía Morett en el ataque colombiano y la muerte de mexicanos que en ese momento no estaban confirmadas, y pidió a Ecuador y Colombia desactivar su crisis.
Una vez confirmada la muerte de los mexicanos, Calderón no emitió ninguna condena contra el gobierno colombiano, lo que provocó la indignación de los familiares de las víctimas.
El 28 de marzo familiares de las víctimas mexicanas manifestaron en la embajada de Colombia en México, acusando al presidente colombiano ílvaro Uribe de «asesino» y exigiendo a Calderón una condena más enérgica.
Ese mismo día el gobierno mexicano pidió a Colombia una compensación para los familiares de los cuatro estudiantes muertos así como para Lucía Morett, petición que fue rechazada por la administración de Uribe.
El gobierno de Calderón intenta reforzar sus relaciones con los demás países latinoamericanos, incluidos Cuba y Venezuela, luego de que su antecesor Vicente Fox (2000-2006, también del derechista Partido Acción Nacional) abandonara el protagonismo mexicano en la región.