Viajes en clase ejecutiva: mercado incierto


Incertidumbre. Foto de archivo de un Airbus en Francia. El mercado de los aviones cien por ciento clase ejecutiva podrí­an tener un futuro incierto.

La idea de un avión equipado únicamente para la clase ejecutiva que cubra trayectos entre Europa y Estados Unidos a mitad del precio de una compañí­a aérea tradicional ha ganado ya adeptos, pero su viabilidad económica en el mercado es una incógnita.


Después de los pioneros estadounidenses Eos y MaxJet, que se apuntaron en el último trimestre de 2005 a los viajes «premium» entre Nueva York y Londres, dos europeos se estrenaron en enero con este tipo de vuelos.

Tres semanas después del lanzamiento de un enlace entre Parí­s y Nueva York por parte de la compañí­a francesa L’Avion, la británica SilverJet inauguró el pasado jueves su servicio desde Londres.

La idea consiste en proponer a un precio barato un servicio de clase ejecutiva a bordo de un avión equipado con cien asientos en vez de entre 200 y 300 para captar a una parte de la lucrativa clientela de negocios -que equivale a aproximadamente el 10% de los pasajeros de las compañí­as tradicionales y genera 40% de los ingresos- pero también a los pasajeros que paguen el precio completo en clase económica.

El cliente paga un mí­nimo de entre mil y 1.400 euros ida y vuelta, según el transportista, en vez del doble que piden compañí­as como Air France, British Airways o Lufthansa. En el caso de Eos, que anuncia un servicio de primera clase al precio de una clase de negocios clásica, la tarifa más baja es de 3.280 dólares.

En cuanto a los gastos, estas empresas se inspiran en el modelo de las compañí­as de baje coste, con un producto único entre dos destinos y una estructura de abaratamiento de costos.

El modelo comienza a dar sus frutos. MaxJet y Eos no publican las cifras de sus resultados, pero según estadí­sticas confidenciales a las que ha tenido acceso la AFP, ambas compañí­as logran llenar sus aviones al 60-70% de su capacidad, frente al 30% hace un año. Y juntas controlan el 2% del mercado en los vuelos NuevaYork-Londres que representa 3,6 millones de pasajeros anuales.

«Nuestro modelo es rentable con un lleno del 75%», estima el director general de L’Avion, Marc Rochet, quien prevé que habrá equilibrado cuentas en un plazo de dos años. Después de un mes de vida, su compañí­a reivindica una venta promedio del 30% de los 90 asientos. «Vendemos cien billetes por dí­a», asegura.

«Aún no tenemos beneficios», reconoció el director general de MaxJet, Bill Stockbridge. «Pero a partir de una flota de cinco a seis aviones» el negocio será interesante, agregó.

Lejos de estar desanimado por el fracaso comercial de su enlace entre Londres y Washington, recientemente suspendido por falta de rentabilidad, MaxJet recibirá en el segundo trimestre del año dos aviones que elevarán su flota a cinco Boeing 767 para nuevas rutas entre Londres y Estados Unidos.

Silverjet prevé cubrir cuatro rutas con diez aparatos antes de tres años.

Algunos rumores apuntan a que Eos podrí­a incluir Parí­s entre sus destinos. En cuanto a L’Avion, que se dotará de un segundo aparato en 2007, ha previsto volar a Boston y a largo plazo a Oriente Medio.

Según Marc Rochet, el modelo tiene posibilidades de emigrar a Asia.

No obstante, la idea tiene sus desventajas.

Estas compañí­as, dotadas de una flota a veces reducida, ofrecen frecuencias limitadas y quedan a merced de averí­as técnicas que podrí­an paralizar sus operaciones.

Además, al contrario de las compañí­as tradicionales, estos transportistas no pueden apoyarse sobre una red de correspondencia para llenar sus aviones y carecen de programas de fidelidad en el seno de una alianza.

En todo caso sus directivos ya se han puesto manos a la obra para subsanar estas deficiencias cuanto antes.