Fruto de la colaboración inédita entre el director chino Chen Shi Zeng y el grupo musical británico Gorillaz, «Viaje a Occidente» rejuvenece en una ópera pop delirante una de las más populares leyendas chinas.
Presentada en el Festival Internacional de Manchester, «Monkey: Journey to The West» es una obra tan ambiciosa como inesperada, «un intento por contar una historia de hace 400 años en el siglo XXI», asegura Chen Shi-Zeng.
Relata las aventuras de Sun Wu Kong, un rey mono de mucho temperamento y maestro de Kung Fu que debe proteger al peregrino Tripitaka en su camino hacia la India en busca de los manuscritos sagrados del budismo, capaces de salvar a China de la decadencia.
El resultado de esta cooperación impensable es un cóctel que mezcla dos universos.
El artista de tiras cómicas Jamie Hewlett se ha hecho cargo de la presentación escénica y del diseño, que delata la implicación de Gorillaz en esta aventura. La tropa del circo de Dalian aporta acrobacias, contorsiones y luchas de artes marciales.
La música que arropa esta creación lleva la firma de Damon Albarn, en cuya primera partitura clásica resuenan ecos del pop. Y eso a pesar de que predominan los instrumentos musicales tradicionales chinos e incluye canciones en mandarín.
Algunos fragmentos brillan por sí solos, como el baile de las mujeres araña, las acróbatas tentadoras suspendidas de jirones de seda o las luchas en las que los actores parecen deslizarse por el aire, a semejanza de las escenas que popularizaron algunas películas como «Tigre y Dragón».
La producción tampoco ha dejado de lado los decorados ni los accesorios.
La apoteosis de esta obra tiene sus orígenes en la fascinación de un hombre, Chen, quien desde su infancia, bajo la Revolución Cultural, se ha sentido atraído por esta leyenda.
Cuando emigró a Estados Unidos a finales de los años 1980, Chen se quedó perplejo ante la popularidad de la ópera espacial Star Wars y se fue convenciendo a sí mismo de que guardaba cierta relación con «Viaje a Occidente».
«Esperaba que cada uno pudiese descubrir la imaginación desbordante que caracteriza esta historia», explicó.
Superar los horizontes culturales es algo habitual tanto para Albarn, cuya curiosisad insaciable le lleva a interesarse por todo, como para Chen, quien parece tan a gusto en el repertorio chino como en la tradición clásica europea.
Para impregnarse del espíritu de la leyenda, Albarn, Hewlett y Chen hicieron una peregrinación artística a China, donde alimentaron su imaginación aprovechándose de que en este país se codean la tradición y la modernización galopante. Como en la versión «ópera pop» de esta venerable historia.