El presidente Rafael Correa, quien se autoproclamó vencedor por mayoría absoluta en la elección del domingo de la Asamblea Constituyente en Ecuador, quedará, si se confirman los resultados, con la vía despejada para disolver el Congreso de mayoría opositora, y reformar la Constitución.
Apoyado en cifras extraoficiales de dos organismos, el mandatario dijo haberse adjudicado una «victoria incuestionable» tras la votación en la que, según él, su movimiento Acuerdo País se impuso con holgura sobre la debilitada oposición.
«Si las proyecciones son correctas posiblemente lleguemos a (tener) 80 (de los 130 escaños en disputa)», indicó Correa destacando que se trató de una «elección limpia, democrática, eficiente y transparente».
De confirmarse la tendencia, el gobernante de 44 años habrá obtenido su tercer triunfo electoral consecutivo desde que alcanzó el poder en noviembre de 2006. En abril una mayoría histórica había aprobado la consulta que Correa promovía para aprobar la Constituyente de plenos poderes.
No obstante, las fuerzas contrarias se abstuvieron de reconocer el triunfo oficialista y se dijeron a la espera del veredicto del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que prevé entregar un primer consolidado el 11 de octubre.
«Hay que esperar los resultados del Tribunal», dijo Gilmar Gutiérrez, principal candidato del Partido Sociedad Patriótica (PSP, nacionalista), que habría logrado 18 bancas, de acuerdo con un sondeo a boca de urna de la consultora Investigaciones y Estudios, cercana al gobierno.
«Nuestras proyecciones apuntan a conseguir entre 33 y 39 asambleístas», añadió el dirigente del PSP, y dijo que aun con la mayoría en contra se siente «emocionado» por el apoyo recibido pese a una campaña que describió como «desigual».
La encuestadora anunció que el movimiento de Correa conquistó entre 76 y 79 del total de escaños, lo que le daría una mayoría absoluta frente a los partidos de oposición, según el sondeo que tiene un margen de error de /- 2%.
Mientras, un conteo rápido parcial de la ONG Participación Ciudadana confirmó la conquista electoral del Ejecutivo, con al menos 70 de los 130 escaños, al hacer el cómputo sobre el 82% del total.
Correa -quien alienta con matices el «socialismo del siglo XXI» que pregona el presidente de Venezuela, Hugo Chávez- anunció que «cumplirá» con el mandato del electorado y «disolverá al Parlamento» por considerarlo «corrupto e incompetente».
«El Congreso no funcionará; no ha estado a la altura histórica del país», señaló el jefe de Estado, y ofreció un ramo de olivo a los sectores cercanos a su tendencia, excluyendo a los líderes de la oposición: el derechista ílvaro Noboa y el ex presidente Lucio Gutiérrez, líder del PSP.
Según el mandatario, en lugar del Legislativo actuará una comisión conformada por la Asamblea mientras termina de redactarse la vigésima Carta Política de Ecuador y se llama a nuevas elecciones.
Correa prometió en campaña una Constitución que refuerce el control estatal sobre la economía y recorte los poderes del Congreso para destituir presidentes tras una crisis política que impidió a sus tres antecesores culminar el mandato.
En su discurso de victoria, descartó un «proyecto totalitario y peor un proyecto extranjero», ante las críticas de los detractores que lo vinculan con el proceso socialista de su colega y amigo venezolano, Hugo Chávez.
«Somos gente buena. No hay agendas ocultas y la comunidad internacional lo sabe, y por eso gozamos del respeto de la gran mayoría de países», añadió el mandatario.
El sociólogo Hernán Reyes, de la Universidad Simón Bolívar (estatal), consideró que, de confirmarse la tendencia, Correa tendrá las manos libres para «planificar tranquilamente la arquitectura del Estado bajo un nuevo modelo económico».
«Este sería otro golpe a lo que Correa ha llamado partidocracia. Se podría incluso hablar de una oposición más debilitada, casi sepultada, que deberá darle paso al nuevo liderazgo político en Ecuador», señaló a la AFP.