Sebastian Vettel salió de su bólido Red Bull, batió un puño en el aire y luego mostró ocho dedos, uno por cada una de sus victorias consecutivas en la Fórmula Uno. No hay quien pueda terminar con el dominio del joven alemán en las pistas.
Vettel, quien es ya tetracampeón mundial, impuso un récord para una temporada, con su octava victoria consecutiva, al triunfar ayer en el Gran Premio de Estados Unidos, gracias a otra actuación avasalladora.
«Increíble, es uno de esos récords que uno nunca espera romper», dijo Vettel».
El alemán, que largó primero, tomó la primera curva, crucial en el circuito de Austin, con su típico arranque a toda velocidad, y no volvió a dar oportunidad a sus rivales.
El piloto de Red Bull llega a la última carrera de la temporada, el próximo fin de semana en Brasil, con la oportunidad de empatar el récord impuesto por su compatriota Michael Schumacher, de 13 triunfos en una sola campaña. Schumacher estableció la marca en 2004 y también ganó siete carreras en fila ese año.
Asimismo, Vettel se acerca al récord de la F1, de nueve triunfos consecutivos, impuesto por el italiano Alberto Ascari, entre el final de la temporada de 1952 y el comienzo de la correspondiente a 1953.
«Al final del día, lo que me hace subir al auto no es buscar un número. Pero desde luego que hoy, al percatarme de que lo había logrado, me sentí muy orgulloso en ese momento», dijo Vettel.
Romain Grosjean, el piloto francés de Lotus, llegó segundo, su mejor ubicación en lo que va del año.
El australiano Mark Webber, compañero de Vettel en Red Bull, fue tercero.
Como lo ha hecho en dos ocasiones anteriores, Vettel dio varios giros, describiendo círculos en su bólido sobre la pista, después de ver la bandera a cuadros. Semejante festejo le ha valido ya multas de parte del órgano regulador del automovilismo.
La posible sanción aparentemente tiene sin cuidado al alemán, quien dijo por la radio a los integrantes de su escudería, «tenemos que recordar estos días. Los amo, chicos. Tenemos un espíritu increíble de equipo. Estoy muy orgulloso de ustedes».
Más tarde, Vettel pareció enjugarse las lágrimas cuando estaba de pie en el podio, mientras resonaba el himno nacional de Alemania.
Vettel, quien tiene 26 años, debutó en la F1 a los 19, en el Gran Premio de Estados Unidos de 2007, que se disputó en Indianápolis. Ahora, ostenta el título de una carrera que se le escapó el año pasado.
Durante prácticamente toda la carrera de 2012, Vettel ocupó la punta, pero el británico Lewis Hamilton lo rebasó a 14 vueltas de la meta y se llevó la victoria. El alemán había dicho que aquel resultado fue decepcionante.
Esta vez, ningún adversario pudo superarlo.
En la primera curva, traicionera por sus condiciones de visibilidad, ángulo e inclinación, evitó cualquier peligro. Como suele hacerlo, Vettel sacó rápidamente ventaja respecto de los otros bólidos.
Webber, quien se perdió por poco la pole position en la clasificación del sábado, tuvo una largada terrible desde el segundo puesto. Grosjean y Hamilton lo relegaron al cuarto sitio, apenas segundos después de la salida.
Fue el sábado «cuando se facilitó la victoria para Seb», dijo Webber.
La única colisión en la carrera se presentó en la primera vuelta. El alemán Adrian Sutil, de Sahara Force India, quedó fuera al impactar sus neumáticos con los del mexicano Esteban Gutiérrez, de Suber. La nariz del auto de Sutil se estrelló contra el muro, por lo que se izó de inmediato la bandera amarilla.
Sutil descendió ileso de su bólido.
Webber buscó recuperarse de su mal inicio y rebasó a Hamilton, quien llegó cuarto. El australiano presionó a Grosjean durante varias vueltas tensas al final de la competencia, pero no encontró la oportunidad de tomar el segundo puesto.
El mexicano Sergio Pérez, quien esta semana confirmó que no seguirá con la escudería McLaren, llegó séptimo, mientras que su compatriota Gutiérrez se ubicó 13ro. El venezolano EJ Viso, quien tampoco continuará con Williams, quedó 17mo.