Veto reaviva conflicto


Un veto parcial de la presidenta Cristina Kirchner a una ley que suspendí­a tributos a exportaciones de alimentos en zonas afectadas por la sequí­a reavivó hoy el conflicto con las patronales agrarias argentinas, que amenazan con retomar las protestas de 2008.


Estimaciones bursátiles indican que este año habrá una abrupta caí­da de 9.500 millones de dólares a 6 mil millones de dólares en los ingresos fiscales por impuestos a las exportaciones de granos y derivados, lo que obligarí­a al gobierno a endurecer su polí­tica impositiva o al menos a mantenerla.

Las exportaciones de materias y primas y manufacturas del agro bajarí­an, a su vez, en forma interanual, de unos 35 mil millones de dólares a 20 mil millones de dólares, aunque las cifras privadas son estimativas mientras el gobierno las retacea.

La mandataria vetó un artí­culo de la ley de Emergencia Agropecuaria aprobada la semana pasada por el Congreso para suspender por 180 dí­as pagos de derechos de exportación en 37 distritos de la provincia de Buenos Aires (centro-este), el corazón productivo de la soja en esta potencia agrí­cola.

«A partir de este veto, una actitud autoritaria y casi monárquica, nos acercamos a una situación de protesta», dijo Eduardo Buzzi, uno de los lí­deres de la protesta rural contra los tributos a las ventas externas de soja, que puso en vilo al paí­s en 2008.

Los bloques oficialistas del Congreso argumentaron haber aprobado el artí­culo por error, sin haber leí­do a fondo el texto.

Otro dirigente agrario, Hugo Biolcatti, señaló que las patronales rurales se reunirán en las próximas horas para definir nuevas medidas de fuerza en rechazo al veto, y no desestimó una nueva huelga.

Pero el ministro de Economí­a, Amado Boudou, justificó la decisión presidencial al advertir que el artí­culo en cuestión podrí­a abrir la puerta a maniobras «extrañas» en el sector exportador.

«Lo correcto desde la técnica y la realidad económica es que una zona que entra en desastre (por sequí­a) tenga un tratamiento diferencial en materia de impuestos a la producción y no a la exportación. (El artí­culo vetado) podí­a prestarse a una maniobra extraña, como que se produzca en un lado y se exporte por otro», dijo Boudou.

La emergencia agropecuaria convertida en ley el pasado jueves asigna fondos por 130 millones de dólares para paliar la sequí­a en el paí­s, entre otros puntos, que se mantienen vigentes.

La ley se votó en medio de una maratónica sesión en la que el oficialismo aprobó la prorrogación por un año de la delegación de facultades del Congreso al Poder Ejecutivo, entre ellas la de fijar los impuestos a las exportaciones agrí­colas.

Las patronales agrarias reclaman a Kirchner una reducción de la tasa de exportación de la soja de 35% a por lo menos 20% ó 15%, a la vez que demandan eliminar las alí­cuotas de trigo, maí­z y girasol, de 23% en promedio.

Pero el gobierno necesita los impuestos que aporta el agro, que contribuye en 14% a los ingresos fiscales de Argentina, que están en caí­da a raí­z de la crisis económica mundial.

Argentina es el tercer exportador mundial de soja, detrás de Estados Unidos y Brasil, y se estima que este año la leguminosa llegará a ocupar allí­ casi el 70% de la superficie sembrada.