VESTIDA PARA UN PASEO


Con mucho esfuerzo y sacrificio, doña Laura Patino logró ahorrar lo suficiente para comprarse un vestido y mandar a arreglar sus viejos zapatos. Un dí­a domingo se puso, con mucha ilusión, esas prendas.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Como además se habí­a peinado de distinta manera sus blancos cabellos, hasta la antigua casa en la que viví­a sola con su único hijo, pareció iluminarse.

Durante todo el dí­a, la anciana esperó a su vastago, pero este, ocupado desde la mañana en perder su tiempo, dinero y moral con una de sus muchas amigas, se olvidó de su madre, y regresó hasta en la madrugada.

Cuando entró, la encontró durmiendo en un desvencijado sillón, temblando de frí­o y con su marchito rostro.

La señora soñaba que su ingrato descendiente al fin habí­a dejado de avergonzarse de ella, y la habí­a llevado a dar un paseo, en el dí­a de su cumpleaños.

UNA MADRE, ¡TANTO QUE DA Y CON TAN POCO QUE SE CONFORMA!