Verlo al revés


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Continuando con el tema de la planificación de clases de los maestros, creo obvio considerar aspectos que representan las tres áreas del ser, cabeza, corazón y cuerpo. No es fácil pero sí necesario para buscar la excelencia educativa.

La evaluación es parte íntima de la planificación. Añadamos ahora el contenido del CNB, a ser planificado y eventualmente evaluado, en la ecuación del proceso educativo.

Raymond J. Wennier


Actualmente el papel del maestro es, especialmente, cumplir su obligación de desarrollar las funciones más altas del cerebro con el propósito de preparar a los alumnos para el futuro que los obligará a buscar soluciones a problemas aún no conocidos como tales.

El CNB tiene una serie de datos e información, divididos en materias académicas, de acuerdo al nivel y grado de los alumnos. El contenido es fijado y tiene que ser cubierto durante un período de tiempo estipulado. Este  contenido, utilizado directamente por el maestro para enseñar a los alumnos, mantiene al maestro como centro del proceso educativo. Lo que enseñan es medible, con respuestas únicas que al ser corregidas, producen una calificación para el alumno.

Pregunto: ¿Cuándo se trabajan, de esta manera, las funciones más altas del cerebro? La información es la “Reina”, es el fin del proceso y así se quedan los alumnos únicamente con esa información.

Veámoslo al revés. El CNB y su contenido, es solamente el vehículo por el cual los alumnos, primordialmente,  conocen,  comprenden y practican las funciones más altas del cerebro y en un segundo plano está la información sobre el contenido de las materias de cada grado o curso. La información del contenido del CNB es un estímulo para ejercitar las “funciones” en un contexto de la vida real. Esa ejercitación puede ser evaluada pero nunca medida.

Las “funciones” son el cómo se maneja y aplica la información del contenido del CNB. Muchas veces las habilidades para el siglo XXI son comparables con las “funciones” debido a que se localizan en el PFC.

Si queremos que los alumnos sepan tomar decisiones, no  “demos” información  para memorizar solamente. Invirtamos la cosa, la toma de decisión es la meta principal, no el contenido. El contenido es el vehículo por el cual se aprende y ejercita esta toma de decisión. En ese ejercicio se utiliza el análisis crítico, el razonamiento del por qué se hace la decisión. Otro ejemplo: En matemática no se enseña la mecánica de operación primero sino lo  necesario para resolver una inquietud o problema, saber qué es inducción  o deducción y luego, cómo hacerlo. El contenido está en segundo plano. Saber el por qué se hacen las cosas, conecta con la vida real.

Normalmente el maestro pregunta  ¿Quién descubrió América? La respuesta aceptada es Cristóbal Colón. Si el maestro pregunta por qué, el alumno puede responder que fue enviado por los Reyes Católicos Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Igual es, una respuesta única, enfatizando en saber información para ser medida. Ahora bien, si se lanzara la pregunta ¿Qué hubiera pasado si Cristóbal Colón no hubiera descubierto América? Esa pregunta estimula ejercitar varias “funciones” 1. Discutir en grupo. 2. Debatir, investigar, analizar. 3. Buscar más información para formar mejor criterio antes de contestar. 4. Tener pensamiento crítico. 5. Formar un juicio, interpretar situaciones. 6. Poder comunicar bien las razones. 7. Poder interrelacionarse con compañeros y trabajar en grupo. Se dan cuenta que las metas son muy diferentes a sólo aprender información. El contenido es estímulo no el fin. Así sí se prepara a los alumnos a responder a los retos del futuro.