Cuando el último bateador abanicó, con lo que Justin Verlander consiguió su 14to ponche de la noche, el espigado lanzador se permitió finalmente expresar alguna emoción.
Antes de dirigirse a la cueva, Verlander festejó batiendo el puño derecho en el aire, una expresión inusitada para el as de Detroit, quien ha tenido una espléndida primera mitad de temporada.
DETROIT / Agencia AP
El derecho ha figurado en la elite de la Liga Americana durante buena parte de su carrera, pero este año ha dado otro paso. En mayo lanzó por segunda vez en su vida un juego sin hit, el comienzo de la racha sensacional que hace que se hable de que Verlander es candidato principal al trofeo Cy Young, cuando la campaña se acerca a la mitad.
Verlander ha logrado que lo asombroso parezca rutina. Sube al montículo con una serenidad que, dice, le ayuda a conservar el control.
«Creo que estoy aprendiendo a lanzar mejor, a usar mejor mis lanzamientos», dijo. «Siento que el control de mi recta este año ha sido mucho mejor que en los anteriores y pienso que eso tiene mucha relación con la mentalidad que he adoptado en los juegos: simplemente trato de lanzar bien y ser metódico, hacer lo fácil en los primeros innings y entrar en ritmo».
El sábado, los Diamondbacks de Arizona se presentaron en el Comerica Park para un juego interligas y tuvieron el desempeño que se espera de un equipo que no conoce bien a Verlander. El serpentinero permitió cuatro hits en ocho innings de blanqueada y logró un récord personal de 14 ponches.
Finalizó la labor de manera magistral, luego de regalar una base por bolas y permitir un doblete en la octava entrada. Ponchó a sus últimos tres rivales del partido para seguir dejando en cero a los Diamondbacks.
«Lanza la recta, la curva, el slider, el cambio de velocidad y hace muy bien todos esos lanzamientos. Habíamos oído que seguiría lanzando fuerte al final del juego, y resultó que, en la octava, seguía tirando como en la primera», dijo Ryan Roberts, de Arizona. «Hemos enfrentado a muchos buenos pitchers en esta temporada, pero él es de los mejores».
El juego sin hit llegó el 7 de mayo en Toronto. Verlander estuvo cerca de lanzar un juego perfecto, pero permitió un pasaporte en la octava entrada. En la novena, con la tensión al límite, Verlander sonrió y, después del último out, se mostró emocionado pero no jubiloso.
Además, ha tenido otras actuaciones impresionantes en la campaña.
En su siguiente salida, Verlander no toleró hits hasta la sexta entrada. A comienzos de este mes, preservó el doble cero hasta la octava, antes de conformarse con una blanqueada de dos imparables y 12 ponches.
Durante sus últimos cuatro inicios, Verlander ha tolerado apenas dos carreras en 34 innings. Ha ponchado a 41 rivales y ha dado tres pasaportes. En la temporada, tiene una foja de 10-3 con una efectividad de 2.38, promediando casi un ponche por entrada y limitando a los oponentes a un promedio anémico de 1.78.
«Creo que él aprende paulatinamente a serenarse un poco más, a no exagerar la potencia de sus lanzamientos y a no ponerse tan nervioso en algunas situaciones», dijo el manager Jim Leyland.