A eso de las 9 y media de anoche había terminado de enviar a La Hora, por medio de la Internet, mi artículo de hoy; pero una hora más tarde decidí sentarme de nuevo frente al ordenador, para escribir estos apuntes, profundamente asombrado por los acontecimientos ocurridos en la prisión de alta seguridad (¿?) de El Boquerón, en Santa Rosa.
En el artículo que originalmente había remitido, me refería a las declaraciones formuladas por el presidente í“scar Berger, en el sentido de que los altos mandos de la Policía Nacional Civil serían sometidos a la prueba del detector de mentiras, incluyendo al propio Ministro de Gobernación, como secuela del crimen cometido contra tres diputados salvadoreños al Parlamento Centroamericano y su piloto, atribuido a dos oficiales y dos agentes nada menos que de la División de Investigaciones Criminológicas de la PNC.
Sin embargo, al encender el aparato receptor de televisión y ver y escuchar las informaciones que proporcionaban los noticiarios Zona Cero y Noti Siete, creí que no era el momento de comentar con presunta ironía lo anunciado por el mandatario, en virtud de la magnitud de las noticias referentes al asesinato u homicidio de que fueron víctimas anoche mismo los sospechosos de haber ultimado a los parlamentarios de El Salvador.
Como lo calificó acertadamente José Eduardo Valdizán, presentador y director de Zona Cero, se trata de un hecho «inconcebible», al traer a cuenta que los cuatro policías sospechosos del crimen en referencia, fueron enviados de la cárcel denominada El Preventivo, en la zona 18, a la prisión El Boquerón, con el declarado propósito de brindarles mayor seguridad, porque se temía por sus vidas.
El periodista Valdizán se lamentaba anoche que no pudiera comunicarse con ninguno de los altos funcionarios de las fuerzas de seguridad, porque ni el Ministro de Gobernación ni el Director General de la PNC respondían a las llamadas telefónicas, puesto que intentaba conocer su opinión sobre los hechos y de las medidas que hubiesen adoptado, en vista de que, hasta ese momento, no se sabía con certeza lo que había ocurrido.
Según el reportero Héctor Castañeda, de Zona Cero que se encontraba en la periferia de El Boquerón, cuando eran las 11 de la noche se manejaban dos versiones con respecto a los sucesos. Por una parte, se comentaba la posibilidad de que hubiese ocurrido un motín o un zafarrancho entre los reclusos de esa cárcel, y por otro lado se indicaba que un grupo de personas fuertemente armadas había ingresado a la fuerza al presidio, para ejecutar en sus celdas a los oficiales y agentes de la citada unidad de la PNC.
Como haya sido, nuevamente el nombre de Guatemala se convierte en noticia a escala internacional, pero no por algún suceso digno de alabarse, sino porque se reitera la plena incapacidad (o complicidad) de las fuerzas de seguridad, para preservar la vida de policías cuyos testimonios podrían haber sido clave para desentrañar las causas y circunstancias en que perdieron la vida los legisladores salvadoreños.
Lo más probable es que no se logre establecer la total realidad de lo acontecido, menos los nombres de los autores intelectuales de las dos matanzas, y podría afirmarse que ningún alto funcionario será destituido por su manifiesta negligencia, y mucho menos presentará su renuncia. ¡Como si nada hubiese ocurrido!
Sólo dejo constancia del trabajo de los reporteros de Noti Siete y especialmente del profesionalismo informativo del personal de Zona Cero, encabezado por José Eduardo Valdizán. Son las 23.40 horas del domingo 25.