Un pastor evangélico estadounidense insistió en sus intenciones de quemar el Corán en el aniversario del 11 de setiembre a pesar de que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, calificó de «vergonzosa» la ceremonia incendiaria prevista.
El líder de una iglesia casi desconocida de Florida (sureste de EEUU) se encuentra en el ojo de la tormenta este miércoles luego de que diversos líderes musulmanes y de varios países deploraron sus intenciones, las que acrecentarían tanto la intolerancia como el odio de los musulmanes contra Estados Unidos.
Clinton ha sido la funcionaria estadounidense de más alto rango en hablar en contra de la quema del Corán prevista, indicando que se sentía «alentada por la clara e inequivoca condena del vergonzoso e irrespetuoso acto por parte de los líderes religiosos estadounidenses de todas las religiones.»
La Casa Blanca también alzó su voz al advertir que el caso provocaría indignación en el mundo islámico y pondría en riesgo las vidas de los soldados estadounidenses en Afganistán.
«Coloca a nuestras tropas en una situación compleja. Obviamente cualquier tipo de actividad del estilo que ubica a nuestras tropas en una posición vulnerable es motivo de preocupación para la administración», indicó el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
Gibbs se hacía eco de los comentarios realizados por el comandante en jefe de las fuerzas de la OTAN y de las tropas estadounidenses en Afganistán, general David Petraeus, quien advirtió que la quema del Corán brindaría propaganda para los insurgentes.
«Podría poner en peligro tanto a las tropas como al esfuerzo global en Afganistán. Es precisamente este tipo de acciones que los talibanes utilizan y podría generar problemas significativos en cualquier lado del mundo donde tenemos relaciones con la comunidad islámica», añadió Petraeus.
Pero la pequeña iglesia, el Dove World Outreach Center en Gainesville, Florida, anunció que la quema de ejemplares del Corán es su forma de recordar a las 3.000 víctimas de los terroristas de Al-Qaida en los atentados del 11/9 y enviar una advertencia «a los elementos radicales del Islam».
«Estamos tomando estas preocupaciones muy seriamente», indicó el pastor Terry Jones a la CNN el martes, pero «actualmente tenemos la intención de seguir adelante» con la iniciativa
A pesar de que hace unas semanas las autoridades de bomberos rechazaron una solicitud para celebrar la quema del Corán al aire libre, la policía no puede intervenir hasta que los 200 ejemplares del Corán estén efectivamente encendidos.
El coro de críticas hacia la quema del Corán aumentó este miércoles.
El secretario general de la Liga írabe, Amr Musa, calificó a Jones como a un «fanático» y le dijo a la AFP que se opone a esta acción «destructiva».
La Agencia Coordinadora del Cuerpo de Apoyo a Afganistán indicó que los civiles que trabajan allí podrían ser asesinados si se sigue adelante con ese plan «irresponsable» de quemar el Corán.
Un alto jerarca de la Hermandad Musulmana, Essam al-Erian, indicó en El Cairo que la ceremonia sería un «acto de barbarie, con reminiscencias de la Inquisición» y que «incrementaría el odio del mundo musulmán contra Estados Unidos».
La responsable de las relaciones exteriores de la Unión Europea, Catherina Ashton, también cuestionó públicamente el plan.
El episodio ocurre en el marco de un brote de islamofobia generado tras el anuncio de las intenciones de construir un centro cultural islámico en Nueva York, cerca de la Zona Cero, donde se encontraba el World Trade Center antes de ser destruido en los atentados del 11 de septiembre.
El Fiscal General de Estados Unidos, Eric Holder, se reunió con líderes religiosos para discutir formas de contener el sentimiento anti-Islam, convocando a todos los credos a realizar un fuerte discurso de condena contra el odio.
El aniversario del sábado conicidirá con las festividades de Eid al-Fitr, que marcan el fin del mes sagrado del Ramadán, un tiempo de oración y ayuno para 1.500 millones de musulmanes en el mundo entero.
Pero Jones permanece imperturbable. «En lugar de ser acusados por lo que otra gente hace o podría hacer. ¿Por qué no le enviamos una señal a ellos», dijo.
En Kabul e Indonesia ya se registraron protestas, mientras que Irán advirtió que la quema del Corán podría desencadenar una respuesta incontrolable del mundo islámico.
«Creemos firmemente que Dios nos llama a hacerlo». Con una pistola en la cintura, Wayne y Stephanie Sapp no se dejan amedrentar, el próximo sábado a pesar del cuestionamiento del mundo entero, su iglesia evangélica quemará ejemplares del Corán.
Wayne, pastor adjunto de la iglesia «Dove World Outreach Center» de Gainsville, en Florida, comprendió muy bien al general David Petraeus, comandante en jefe de las tropas estadounidenses en Afganistán, cuando afirmó que las acciones de un pequeño grupo de religiosos pondría en riesgo la vida de sus efectivos.
También comprendió las condenas de Hillary Clinton, jefa de la diplomacia estadounidense, del titular de la OTAN, de los ministros y de las autoridades religiosas… pero se niega a cambiar su decisión.
«Creemos que esas vidas se encuentran en peligro nosotros lo hagamos o no. ¿Si nosotros hoy no levantamos la voz para denunciar esto (el Islam, ndlr), ahora, tendremos la misma oportunidad dentro de diez años?», se preguntó Wayne.
Wayne Sapp explica que recibió amenazas de muerte, al igual que Terry Jones, el pastor de la iglesia. «Con todas las amenazas, hemos adoptado nuestras precauciones», afirma mientras acaricia su pistola. «Espero que esto no llegue a mayores», advirtió.
«Existen muchas amenazas en YouTube», agrega Stephanie, su esposa, también armada con una pistola al igual que su marido.
El pastor Jones había solicitado autorización para proceder a la quema de los libros sagrados del Islam al aire libre. El permiso fue denegado por los bomberos. Por su lado, la policía subrayó que no podrá intervenir hasta que los libros sagrados sean encendidos. Recién entonces podría proceder a multarlos.
Un portavoz del sheriff del condado de Alachua, Charon Senn, subrayó que las fuerzas del orden adoptarán las precauciones necesarias. «Esperamos una mayor afluencia a la iglesia el domingo, nosotros también estaremos presentes en un número mucho mayor. Si alguien muestra un arma, aunque esté autorizado, será una preocupación para nosotros», dijo Senn.
Hasta el anuncio de la ceremonia incendiaria para marcar el aniversario de los atentados del 11 de setiembre de 2001, la «Dove World Outreach Center» no era más que una de las tantas iglesias evangélicas que existen en Estados Unidos.
Creada en 1986, promueve una interpretación estricta de la Biblia, y sus parroquianos organizan acciones de caridad para los más necesitados. Sin embargo, en 2001, Terry Jones, ex gerente de hotel, llegó a la dirección con una retórica encendida contra el islam, a quien acusa de querer conquistar el mundo, y contra el Corán, un libro «lleno de mentiras», según alega.
Su iniciativa fue denunciada por numerosos cristianos locales. El reverendo Larry Reimer, de la iglesia unida de Gainesville, afirma que Jones y sus feligreses no representan a nadie más que a ellos mismos y asegura que «había 30 personas en el último servicio de la semana pasada».
Para responder a la acción de Jones, organizaron una ceremonia de solidaridad ecuménica para el domingo, convocada por 25 religiosos de Gainesville, cristianos, judíos y especialmente musulmanes, para leer textos juntos.
«El problema no es entre las religiones, es entre fanáticos fundamentalistas de ambos lados. Judíos, cristianos y musulmanes están más cerca de tenderse la mano», aseguró el reverendo Reimer.
Para ello citó como prueba a las 2.000 personas que firmaron una petición para que Terry Jones renuncie a quemar el Corán.