Verdadero liderazgo


Editorial_LH

A nivel mundial, la práctica política en su mayoría pasa por un momento en el que el desprestigio y los pocos resultados han hecho que los individuos pierdan la confianza en sus líderes y hasta la capacidad de sorprenderse o escandalizarse por sus actos.

En muchos de esos casos, es porque los políticos mantienen una agenda oculta de sustitución de compromisos.


Mientras públicamente afirman que se dedicarán a proteger los intereses más importantes de la sociedad a la que representan, en lo privado se dedican a facilitar los beneficios de quienes les permitieron llegar a ocupar los puestos de poder y que son, generalmente, otros políticos y los financistas que andan a la caza de los contratos o concesiones del Estado. La pregunta es ¿se puede recuperar la confianza?

La respuesta más sencilla está reflejada en el ejercicio del poder que Jorge Mario Bergoglio o Su Santidad Francisco I ha hecho como Papa de la Iglesia Católica y Jefe de Estado del Vaticano.  Es contradictorio, pero ha sido la mejor muestra de que la sencillez, autenticidad y humildad son el camino más corto para llegar a la grandeza.

No deja de ser curioso que muchos líderes políticos han buscado que su vestimenta, su operativo de acompañamiento o comitivas, etc., sea lo que los coloque como superiores a los individuos de a pie en lugar de demostrar que son el valor de sus principios y la valentía al defenderlos, sin agendas ocultas, lo que los coloca en una situación de liderazgo y poder real.

Y no nos referimos al papel religioso del Papa sino, específicamente, a su rol de liderazgo como personaje mundial. Tiene muchas ventajas como el no contar con un partido político que tiene que buscar la reelección en cuatro años, aunque sí se enfrenta a un aparato político interno que ha demostrado en varias oportunidades el poder de manipulación. No cuenta con el cáncer de los financistas que se apropian de los políticos, pero tuvo que enfrentar las turbias aguas del banco del Vaticano.

Es entonces un ejemplo de cómo un hombre que llegó al puesto en el que no tiene que preocuparse por la reelección y que fácilmente hubiera podido cambiar su forma de ser para entrar al mundo de las excentricidades y lujos, ha decidido que prefiere mantener el derecho de hacer los cambios radicales que su puesto exige.
 
Ha pasado un año desde que Bergoglio se convirtió en el Papa y en el que retó al presidente Obama por el tema de Siria, abrió la red de finanzas a nivel mundial que usaba al Banco del Vaticano y avanzó en las investigaciones por pederastia en la Iglesia Católica. Ha sido enérgico y determinado porque, su transparencia y su sencillez, le permiten ser un verdadero líder.

MINUTERO:
En un mundo sin liderazgo
el Papa nos da gran ejemplo,
pues rompió el cacicazgo
y la gente vuelve al templo