Verborrea de hiperbólicos narradores


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Una vez que Alemania obtuvo la Copa Mundial de Futbol conviene anotar algunos apuntes acerca de que las personas que nos dedicamos a la comunicación social en cualquiera de sus modalidades y géneros, estamos obligados al apropiado uso del lenguaje y asimilar y cultivar nuestra cultura general, entre otros elementos, para contribuir a que lectores, radioescuchas y televidentes de medios impresos, radiales y televisivos incrementen su capacidad intelectual receptiva y mejoren sus conocimientos.

Eduardo Villatoro


Esta tarea es un objetivo que pocos periodistas informativos, columnistas, presentadores y locutores de noticieros y noticiarios logran alcanzar, porque priva la improvisación y muchos privilegian la real o supuesta vocación a la formación académica.

Personalmente no cumplo con esos requisitos; pero no impide que me percate de errores que constantemente incurren comunicadores sociales en los medios televisivos, sobre todo quienes se dedican a la narración y comentarios de encuentros deportivos, como ha ocurrido en el contexto del certamen futbolístico en Brasil que transmitieron canales de la llamada “televisión guatemalteca”.

Con sus honrosas excepciones (como el comentarista de ayer), resulta penoso escuchar hiperbólicos relatos de cronistas deportivos que no se distinguen, precisamente, por sus conocimientos geográficos, históricos y semánticos, entre otras disciplinas, básicamente locutores que durante décadas se han dedicado a esa actividad, pero su edad cronológica se contrapone a su estancamiento lingüístico, su limitado repertorio gramatical y su paradójica y dispersa verborrea.

Abunda el uso de falacias, exageraciones y redundancias, en torno a lo cual no me explayo porque mis contados lectores lo han percibido; pero, para citar pocos ejemplos, es falso que el futbol carezca de lógica; es difícil concebir que exista “la posibilidad” que un delantero no haya podido “hacer absolutamente nada”, es absurdo decir “la formación del conjunto de…”; el gentilicio carioca es exclusivo de Río de Janeiro, no de Brasil en general; el balón no puede lanzarse “completamente” desviado, porque es una unidad indivisible; es incoherente que los aficionados prefieran al canal de TV que trasmite determinado partido, si no se tiene otra opción; pero en este aspecto el narrador del partido entre Alemania y Argentina abusó de la escasa sensatez de su público cautivo hasta exacerbarlo al reiterar porfiadamente nombres de lugares y espacios públicos en los que canales disfrutaban de “audiencia total“, en vez de dedicarse con mesura a referirse a las incidencias del partido, porque los aficionados no son ciegos.
 (El volante Romualdo Tishudo asevera que en el juego contra Alemania, la selección de Brasil no contó con bloque defensivo sino que dispuso de amable comité de recepción).