“Ver o perecer”


Eugenio_Fernandez

“Ver o perecer” es un libro escrito por el jesuita Benjamín González Buelta. Este libro hay que digerirlo durante semanas o meses, no se puede leer rápido. Empieza comentando el “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago y comenta la entrevista que la Revista Tendencias le hizo a Saramago, en la que este afirma:

Eugenio R. Fernández
picandopiedragt@gmail.com


“La pérdida de la visión, es de alguna manera, la pérdida de la razón que construye. Si toda la sociedad se vuelve ciega en ese sentido, si olvida la solidaridad, el deber, el respeto, se convierte en una especie de nido de serpientes. De ocurrir esto, la ceguera metafórica impera. Yo creo que la gente se está volviendo ciega porque no se está dando cuenta de que nuestra manera de vivir es totalmente errónea y nos lleva al desastre que se podría producir si continuamos por el camino en que nos encontramos. Yo no creo ser catastrofista, pero no doy nada por el mundo dentro de cincuenta años.”
Cualquiera pudiera definir a Saramago como profeta de nuestros tiempos, a pesar de su ateísmo. Ve lo que nosotros no vemos o nos negamos a ver. Puede ver lo que va a suceder, pero no por revelación divina, sino porque es alguien que puede leer los signos de los tiempos y además conoce la historia del ser humano, por lo que solo conjuga la ecuación que da como resultado: la autodestrucción.
Explica González Buelta S.J. sobre la obra de Saramago que “Es una metáfora del abismo hacia el que se dirige una sociedad que no ve la realidad generadora de muerte que tiene delante de los ojos, pero es también una llamada a mirar de otra manera.”
En Guatemala estamos acostumbrados a criticar a los políticos, a los gobernantes, a los congresistas, a los jueces y magistrados, a los fiscales, a todos sin clemencia. Pero nunca, ni por un segundo, podemos considerar que lo que sucede en el país es  también por causa nuestra, ya sea por inacción, ceguera o miedo. Somos incapaces de pensar que a Guatemala la estamos llevando, nosotros mismos, al abismo.
En nuestra mente, sí aparece, la borrosa imagen de que la situación es insostenible, pero por culpa de los otros, los que nos gobiernan, jamás pudiera ser mí culpa. ¿En qué tipo de seres humanos nos estamos convirtiendo? ¿Qué clase de personas somos al no ser capaces de reconocer nuestra responsabilidad en todo este asunto? ¿Qué sociedad le dejaremos a nuestros hijos?
Culpar de nuestros males al grupúsculo que nos gobierna y contentarnos con la crítica que se les hace,  como una estrategia para lograr un cambio, es suicida. El reproche constante que se hace en Guatemala a los demás, es como dice Saramago: “la pérdida de la razón que construye”, ya que no aporta a nada realmente. Lo único que se logra es que la epidermis de nuestros políticos se vuelva más gruesa.
A Guatemala la estamos crucificando la mayoría de sus ciudadanos “de bien” porque no actuamos, ya sea por ceguera, miedo, indiferencia o su conjunto. Callamos de forma culposa y cómplice al no involucrarnos, al no ser solidarios. No queremos entender y comprender el deber que tenemos a actuar y luchar por un país digno,  justo y con oportunidades para todos. Estamos llamados hacer y construir un país diferente. No podemos seguir sobreviviendo y tolerando tanta injusticia y corrupción. Guatemala merece que luchemos por ella. Nuestras familias necesitan que luchemos por ella.
Que Jesús, en esta Navidad, nos haga el milagro, nos dé el regalo de volver a ver las cosas como son. Que ver signifique ser ciudadanos responsables, valientes y dignos. Que ver nos permita velar por el bien común, como única y verdadera garantía de velar por nuestra propia familia y su futuro.