Mientras la potencial venta de la franquicia de los Clippers de Los Ángeles por 2.000 millones de dólares pende de un hilo, este lunes comenzará el juicio que se enfocará en determinar si la esposa de Donald Sterling, de la que está separado, tiene la autoridad para negociar unilateralmente el acuerdo según los términos del fideicomiso familiar.
Shelly Sterling llegó a un acuerdo para vender los Clippers al exdirector de Microsoft Steve Ballmer luego de que se diera a conocer una grabación en la que Sterling hace comentarios racistas y la NBA lo suspendió de por vida.
Para hacerlo, Shelly recurrió a dos doctores, quienes examinaron a su esposo de 80 años y lo declararon mentalmente incapacitado, así como incapaz de fungir como administrador del fideicomiso de la Familia Sterling, propietaria del equipo.
Las reglas del fideicomiso establecen que la incapacidad debe ser determinada por dos doctores autorizados sin vínculos con la familia y que sean especialistas en su campo. Un integrante del fideicomiso debe cooperar con esos exámenes.
El juez debe decidir si Shelly Sterling actuó de forma correcta según los términos del fideicomiso y si el acuerdo debe respetarse aun cuando sus términos fueron revocados por Donald Sterling, quien se opone a la venta.
Los abogados de Donald Sterling sostienen que su esposa «lo tomó por sorpresa» y lo sometió a exámenes bajo engaño. Dicen que hubo influencia indebida en los hallazgos de los doctores y que los exámenes y cartas que se refieren a su capacidad mental son defectuosos e incompletos.
Pero el abogado de Shelly, , Pierce O’Donnell, dijo que Donald Sterling se sometió voluntariamente a tomografías y no se le pidió recordarle, a él que es abogado o a su equipo de defensa, las condiciones del fideicomiso.
El domingo por la noche los abogados de Shelly Sterling y Ballmer presentaron una petición de emergencia oponiéndose a la moción de Donald Sterling para que el caso sea transferido a la jurisdicción federal.
Cualquier que sea el veredicto, el tiempo apremia. Los propietarios de equipos de la NBA deben aprobar el trato, que fijaría una marca por su importe, y tienen programada una reunión para el 15 de julio.
La petición presentada el domingo establece que cualquier retraso evitaría que Shelly Sterling tuviera la oportunidad de cerrar el trato con Ballmer «sin tener la posibilidad de que hubiera una audiencia sobre el caso».
En esa misma fecha expira la oferta de Ballmer y el trato no puede cerrarse sin que el juez apruebe la venta.